Es su boca y su mirada,
o el hecho de que no me habla.
Es su espalda y su cadera,
o tal vez sus maneras.
Es su voz y su habla,
o el hecho de que no me narra.
No es él ¿Por qué no es él?
Mi ala siempre vuela,
hacia mentes viajeras.
Dónde mi rostro no se colorea,
ni por el azar que nos rodea.
Él juega, ríe y vive.
Yo leo, escribo y sueño.
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