Capítulo 0.65: Cielo

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Un chasquido se escapó de entre sus dientes, no era capaz de mirar a esa chica a la cara. Ya tenía las manos desatadas y estaba sentado en la cama de Nico, así se llamaba ella. Entrelaza sus manos, frotando el dorso de la mano con su pulgar hasta que la pálida piel queda un poco roja. Unos dedos casi totalmente blancos se posan sobre los suyos. 

– Te vas a hacer daño. 

Vernon escapa de su toque y echa su cuerpo hacia atrás, evitando cualquier tipo de contacto. Nico también se aparta por reflejo tras el repentino movimiento del chico y la expresión de su cara cambia de una tierna y comprensiva a una más fría y distante. 
Él no sabía porqué estaba ahí, todavía no asimilaba lo que había sucedido en un lapso de menos de veinticuatro horas. 

– Mírame. - exigió Nico con los brazos cruzados y una mueca que daba miedo. 

Vernon se giró, de forma que ninguna parte de su cuerpo estuviera de frente a esa chica. No, no era verdad. Seguramente ella era una fan psicópata que le quería por fines poco éticos. 

– Mírame, por favor. - hizo caso omiso y se encogió en el colchón. Nico sin saber que hacer dejó escapar un suspiro de su garganta y le agarra de las mejillas con suavidad, obligándole a mirarla. - Sé que todo este asunto es difícil de digerir. - la voz que soltaba no coincidía con su expresión, soltaba nubes de azúcar cada vez que abría su boca pero su cara estaba bañada en pura incertidumbre.- Incluso yo misma estoy asustada, no sabía qué hacer y por eso te traje hasta aquí, hasta mi casa. Estaba perdida, sola y aterrorizada, igual que tú. - suelta el rostro del chico dándose cuenta que quizás fue un poco extrema. - Por favor, déjame verte. El golpe de tu cabeza ha sido muy fuerte, quiero ver si ha dejado algún traumatismo. Porfavor. 

Se observan a los ojos unos pocos segundos que parecieron horas.

– Si… - habló al fin, tan bajito y tratando de decir lo menos posible para ocultar que estaba casi sin aliento. 

Los ojos de Nico se achicaron, mostrando una sonrisa cálida. 

– Permíteme. 

Agarró su brazo con tal suavidad que le hacía cosquillas en la piel, como si temiera que le fuera a romper en mil pedazos. Presionó en algunos puntos donde estaban sus nervios. 

– ¿Sientes algo extraño cuando aprieto aquí? 

Negó con la cabeza. 

– Bien, parece que no ha afectado a ninguno de tus nervios. - sacó una pequeña linterna y apuntó hacia sus ojos. 

Las pupilas se dilataban y encogían correctamente. Todo estaba en orden. 

–¿Tienes hambre?- preguntó mientras guardaba los instrumentos médicos.

Hansol no tenía ni idea de qué decir, todavía no tenía decidido si confiar en ella o no. 
Nico vio la inseguridad reflejada es su cara y encendió la televisión. La pantalla se iluminó y comenzó a mostrar el canal de noticias. Las primeras imágenes que se presentaron fue de la ciudad; todo destrozado y en llamas. La presentadora hablaba rápidamente, casi quedándose sin aire. Su pelo estaba desarreglado y lucía notablemente estresada. Explicaba la situación actual del país y la crisis militar que iba a golpear dentro de poco. Un gran porcentaje de los habitantes había enloquecido, atacando a la gente y mordiéndolos como caníbales. Los síntomas principales son salivación excesiva, sudoración, fiebre y por último sería la falta de raciocinio y ojos lechosos y opacos. 
Tenían que permanecer encerrados en casa hasta que toda la situación se calmase, no salir bajo ninguna circunstancia y evitar el contacto de cualquier tipo ya que no se sabía cómo aquella especie de plaga se propagaba.

Se levantó de la cama, casi sin expresión alguna y se atrevió a mirar por la ventana, encontrando una ciudad devastada por el humo. Helicópteros del ejército sobrevolaban los edificios, casi como en una guerra. Quiso mirar hacia abajo, donde habían varias personas corriendo como hormigas del rayo de la lupa, pero antes de que pudiera ver algo más Nico corrió la cortina.

–Es mejor que no lo veas, es horripilante.... – dijo cabizbaja mientras sus hombros temblaban como gelatina.

Hansol todavía estaba confundido y el miedo no abandonaba su cuerpo dolorido. Era surrealista, como una película de ficción. Se fijó en la sangre de la ropa de la mujer parada a su lado y entendió que ella lo había pasado mal, por su culpa. Por primera vez se permitió relajarse con ella cerca y sus ojos se humedecen en agua salada, desbordan por sus párpados, pequeñas gotitas de mar brillaban como gemas en medio del vacío y Nico permanecía cautivada por el apuesto muchacho. Por ello se sentía culpable… si, ella estaba decepcionada consigo misma por estar tan absorta con su ídolo, por dejar que su fanatismo controlarse hasta el último de sus instintos...
La luz se iba desvaneciendo tras la capa gris que abrazaba atmósfera. 
En el caso de Vernon su realidad se había convertido el infierno en la tierra y en el caso de Nico un cielo en el infierno, un verdadero apocalipsis.

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⏰ Última actualización: May 26, 2020 ⏰

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