La decisión

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Me gire hasta quedar frente a él, tenía los ojos cerrados así que analice todo su rostro, como me gustaba ese hombre, tal vez no era tan malo después de todo, quedaría en una primera y buena experiencia ¿no es así? Porque hacerlo con la persona que te gusta nunca puede ser malo.

Levante mi mano derecha y la puse en su mejilla para regalarle una caricia y el inmediatamente puso su mano sobre la mía y la beso.

-Yo siempre te voy a cuidar Sofia-susurro

Me acerqué a él y le regale un beso que decía todo, le estaba diciendo que sí, le estaba dando permiso de tocarme, le pedía que lo hiciera, tarde o temprano iba a pasar, sabía que me iba a doler y sabía que eso jamás terminaría en una relación formal, pero no por eso podía seguir teniendo miedo. El me besó con la misma pasión y volvió a recostarse arriba de mí. Me besó mientras con su mano recorría todo mi cuerpo por encima de la ropa, lo hizo perfecto, quería subirme la temperatura en vez de llegar como cual salvaje y lastimarme, cuando sintió que yo ya no me iba a arrepentir continuó.

-¿Estas segura?- me dijo al oído

-No, pero aun así quiero hacerlo- respondí nerviosa mientras sentía como me temblaban las manos.

-Ven aquí- me sentó en sus piernas para poder quitarme el suéter que traía, acto seguido me quito la parte de arriba de mi ropa interior elegida especialmente para ese día. Volvió a recostarme con delicadeza mientras me besaba, bajó a mi cuello y sentí un escalofrío recorriendo mi piel, después bajo hasta mis pechos, salvaje y tierno a la vez, sentía cosquillas, me gustaba, quería más, que elección tan buena había hecho, no era momento de sentir pena, ya estaba ahí, era lo que quería y no me iría de ahí sin terminarlo.

Lo vi quitarse la playera, me fijé en su cara, una cara llena de pasión, unos ojos llenos de deseo, me acerqué a besarlo, recorrí su espalda delicadamente, arañándola sin lastimarlo, con su boca fue recorriendo cada parte de mi cuerpo, mi cuello, mis pechos, mi abdomen hasta llegar al botón de mi pantalón. Cuando llegó a ese punto me volteó a ver como pidiendo mi aprobación para quitarlo, yo sólo lo miré y lo ayudé desabrochando los botones de mi pantalón y luego a bajar el cierre, el hizo el resto.

No dejó de recorrer cada espacio de mi piel con su boca, cada vez que lo hacía yo sentía una especie de escalofríos recorriéndome, ¿era acaso lo que llaman deseo? ¿Esa sensación de querer tocar, besar, de querer recorrer cada parte de su cuerpo, de desear que siguiera recorriendo mi cuerpo con esa delicadeza y ese fuego a la vez? Llegó a la parte de abajo de mi ropa interior y no dudo en quitarla, subió nada más para darme un beso corto y yo cerré mis ojos. Mientras el intentaba hacerme llegar al clímax recorriendo con su boca la parte inferior de mi cuerpo yo soltaba pequeños gemidos, me gustaba esa sensación, me gustaba su delicadeza, agarré sus brazos y los tomé con fuerza mientras sentía su curioso recorrido, sin darme cuenta nuestras manos se entrelazaron con fuerza, ¿acaso no parecíamos dos enamorados haciendo el amor? Pero no, era algo diferente, yo sabía que no podía ser.

Cuando consideró que ya era suficiente y sentía que ya no podía contener más sus ganas dejo de recorrer mi cuerpo para volver a subir y mirar mis ojos.

-¿Rico?- ¡Diablos! ¿Como se atrevía a preguntarme eso, que no era obvio con esos gemidos que me había hecho soltar segundos atrás?

-Si- le respondí mientras no dejaba de mirar esos ojos tan profundos, el me deseaba, así como yo lo deseaba en ese momento, quería que fuera mío, egoístamente mío por lo menos esa noche, solo éramos él y yo.

Se levantó lentamente de la cama, no dejo de verme en ningún momento, se desabrochó el pantalón y se lo bajó, gire mi cabeza para ver la ventana, sinceramente aún me daba algo de pena la situación y en ese momento lo que menos te importa es ver el tamaño, yo estaba nerviosa. Alcancé a ver que tomó algo de la mesa que estaba al lado de su cama y rompió el empaque, no necesitaba un instructivo para saber que se trataba de un preservativo, decidí darle su espacio para que se lo pusiera mientras yo me mentalizaba a lo que estaba por suceder, ¿me iba a doler? ¿Era tan insoportable y feo como todos decían era la primera vez? Santo Dios Sofia y si mejor nos vamos de aquí, no se fingimos una emergencia o simplemente lo dejamos para otro día. No, era demasiado tarde para arrepentirme.

-¿Qué miras en la ventana?- decía mientras daba pequeños besos en mi cuello

-Nada, es que estoy algo nerviosa-

-Mírame Sofia- me pidió mientras con sus manos tomaba mi cara y me obligaba a mirarlo

Nos quedamos quietos mirándonos el uno al otro por unos instantes, el tenía algo en su mirada que hacia que todas mis preocupaciones se fueran, sentía que podía confiar en él.

-No sabes cuánto me gustas, quiero que esto dure, quiero verte cada día-

Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora