Mi venganza

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Nos encaminamos de nuevo al tráfico, para entonces mi dolor de cabeza había vuelto y esta vez era más fuerte, tenía náuseas y estaba mareada así que volví a recargarme en su hombro mientras el acariciaba mi brazo y de vez en cuando recargaba su cabeza en la mía o me besaba en la frente. ¿O él era así de cariñoso o había una remota posibilidad de que sintiera aunque sea un poco de cariño por mí?

-¿Por qué no duermes un rato en lo que llegamos Sofia? Te ves un poco pálida-

Cerré los ojos lo que me parecieron unos minutos y cuando desperté ya había llegado a mi casa, lo besé como despedida y subí las escaleras de mi casa, saludé a mamá y me fui directo a mi cama. Dormí como 1 hora y me despertó un mensaje, pensé que era de mi novio así que lo abrí:

-Gracias por esta tarde-

-¿Gracias por esta tarde?- repetí yo con los ojos entrecerrados y me reí en un tono bajo para no despertar a nadie. ¿Quién rayos te da las gracias después de tener relaciones? ¿O acaso me decía gracias por la comida o por la plática que según el tuvimos pero a mí no me interesó escuchar? Decidí no contestar y volví a recostarme tratando de que el sueño volviera a invadirme. Toda la noche tuve pesadillas, me levantaba y volvía a dormir, una pesadilla tras otra y el dolor de cabeza todavía sonso.

Me levanté a las 6:30 de la mañana, era sábado y tenía que hacer un viaje que tenía planeado desde hace un mes, gire del lado izquierdo de mi cama y me puse de pie para después visitar el piso, mis piernas no me respondían y dolían como si hubiera recorrido un maratón de 40 kilómetros, por suerte, mi madre se estaba bañando así que no vio nada de lo sucedido.

-¡Maldita sea!- me dije por lo bajo, jamás había experimentado ese dolor, ¿por qué ahora? ¿Por qué cuando haré un viaje familiar y todos me mirarían?

Me puse de pie como pude y decidí esperar a que mi madre desocupara el baño para poder entrar y darme una ducha, prendí la televisión y noté que estaba el programa de Bob Esponja, me sirvió para despejar mi mente un rato y evitar pensar en aquel dolor tan fuerte. Cuando salió entré y me di una ducha rápida, me vestí, me arreglé y seguí viendo la televisión mientras esperaba que llegaran por nosotras.

El sonido de un claxon me aviso que era momento de irnos, no sé como pero baje las escaleras con delicadeza y seguridad para que mi mamá no sospechara nada. El camino fue tortura china para mí, una hora y media sentada viendo el paisaje y sintiendo ese dolor insistente en mis piernas, en ese momento quería ahorcarlo, pero recordé que alguna vez había tenido esa platica con mis amigas y me habían advertido que esto sucedería. ¡Maldición! En todo el día la situación no parecía mejorar, me obligaron a caminar cuadras interminables, subir, bajar, saltar, por fortuna había una chava más o menos de mi edad que al parecer descubrió mi pequeño secreto porque me ayudó a caminar cuando yo sentía que volvería a tocar el suelo.

-Me duelen mis piernas ¡carajo!- escribí en un mensaje para después enviárselo, gracias a Dios en ese pueblito existía wi-fi yo creo que sin él me hubiera vuelto loca. No pasaron ni 5 minutos cuando recibí su respuesta

-¿Por qué? – así de seca la respuesta

-¿Por qué? - ¡como diablos se atrevía a preguntarme eso después de lo que hicimos! Acaso tenía retraso mental o que.

- Ya sabes por qué- respondí

-Supongo que quieres repetir ¿o no? - A pesar de que no podía verlo a través de la pantalla del celular sentía su sonrisa victoriosa al otro lado del teléfono esperando a que yo suplicara verlo de nuevo

-Ese fue el acuerdo ¿no? Cada vez que yo tuviera ganas o tu tuvieras ganas- me detuve a analizar lo que había escrito. ¿Quién era yo? ¿Qué me había pasado? Yo jamás escribiría algo así, yo era como la chica nerd de la escuela que se concentraba en sus estudios e iba directo a casa después ¿quién era esta nueva Sofia que aceptaba ahora ser una simple amiga con derechos? Ya no había rastros de la pequeña Sofia, ya no era yo.

-Sofía, quiero pedirte algo- escribió

-Lo que sea-

-No puedes contarle nada a nadie de lo que hacemos ¿esta bien? Nadie debe saber que tú y yo nos vemos y menos lo que hacemos, no quiero problemas-

Antes de que pudiera terminar de analizar el mensaje un fuerte dolor en mi vientre me dobló en segundos y caí al suelo, esta vez no pude evitar que nadie me viera.

Sentí los brazos de mis papás rodearme casi al instante, era todo, la reunión había terminado era hora de volver a casa y la cara de preocupación de mis padres me lo decía todo. En todo el camino sólo escuchaba las insistentes preguntas de mi mamá que iban desde el ¿por qué te duele? Hasta el ¿qué hiciste?

-Debió ser el ejercicio de ayer y el frío que hace no ayuda en nada- era casi verdad lo que dije, en la mañana puse el juego de just for dance y me puse a hacer ejercicios de cardio así que me lo iban a creer sin dudar de mi palabra.

Llegué a mi casa y sin tomar nada me recosté en mi cama, si alguien me hubiera dicho que así me sentiría no hubiera hecho eso la noche anterior. Pero seguí pensando, quería repetirlo, quería besarlo, tenía ganas de hacerlo, supongo que con la práctica pronto se me quitarían todos los dolores. Algo tenía claro, sólo sería mi compañía para satisfacer nuestros deseos físicos, nada más, esta vez yo saldría victoriosa y enamorarlo sería mi venganza.

Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora