Mi amigo con derechos

5K 58 1
                                    

En cuando dijo eso se recostó encima de mí una vez más, tomó mis piernas y las abrió delicadamente para acomodarse en medio de ellas, se acercó y me dio un beso un poco más atrevido esta vez, un beso que me anunciaba que iba a ser suya, que el momento que tanto esperamos había llegado. Intentó entrar de una vez por todas.

-¡Auch!- solté un pequeño grito al sentir un ardor acompañado de un pequeño dolor entre mis piernas.

-¿Estas bien? ¿Te duele? - me preguntó con una voz excitada y a la vez extrañada

-Si, un poco- contesté mientras trataba de relajarme, según mis amigas y tantas revistas de jovencitas relajarme era la única manera de evitar el dolor.

-¿Qué hago Sofia?- me preguntó extrañado y empezó a dudar en si sacarlo y volverlo a intentar.

-Solo, dame unos segundos- intente disimular mi mueca de dolor

Me acerqué a besarlo tratando de decirle que no lo sacara, que solo se quedara quieto un segundo y lo siguiera metiendo. El pareció entenderlo porque eso hizo. Mientras el me besaba el cuello yo respiraba profundamente para tratar de relajarme, el sentía mi respiración y le gustaba escucharme. Cuando menos lo pensé él ya estaba totalmente dentro y comenzó a moverse lentamente, el dolor poco a poco fue desapareciendo para abrirle paso al placer, se sentía bien, que digo bien, se sentía muy bien, era una sensación nueva para mí. Conforme entramos más en confianza los movimientos eran más seguros, no perdían la delicadeza de al principio, pero era evidente que ya no éramos tímidos.

-Que delicia! - soltó de repente, yo solté una risita y le di un pequeño beso en el cuello, él lo estaba disfrutando igual que yo, realmente no sé qué sienten ellos al momento de hacerlo, pero su cara me decía que se la estaba pasando muy bien.

Llegó el momento en el que paró y salió de mi por un instante, sabía que no había acabado así que era lógico que quería cambiar de posición.

-Ven aquí- me dijo mientras se recostaba a mi lado, mientras me llevaba al lugar donde tenía planeado me besó con deseo hasta llegar arriba de él, entró una vez más en mí causándome un dolor un poco más fuerte del que me ocasionó antes y volví a gritar pero esta vez fui yo la que se quedó quieta mientras se acostumbraba. Cuando lo consideró oportuno volvió a moverse y yo hice lo mismo, me moví como si enserio tuviera yo experiencia en esto, quería que sintiera rico, quería mantener el deseo latente, me moví y pegue algunos pequeños brincos mientras lo escuchaba gemir, yo trataba de no verlo a los ojos, no quería crear una conexión así que me fijé por primera vez en el cuadro que tenía enfrente de mí, era una mujer sentada, desnuda y de espaldas con una gran planta a su lado, tenía un marco color vino.

- ¿De esto me he estado perdiendo? - Le pregunté para romper el silencio mientras seguía tratando de analizar el cuadro aun sabiendo que no soy fanática del arte.

-Si, de esto te perdías- me respondió con un tono algo vanidoso pero alagado de mis palabras.

-¿Esto hacen los amigos con derecho? ¿Vas a ser el mío? - ¡Oh no Sofia! No sabes lo que acabas de decir, me reprocho mi inconsciente, odié mis palabras, yo no era chica de amigos con derecho, quien se creía el para llegar y hacerme cambiar mis principios y peor aún en qué momento yo decidí aceptar.

-Las veces que quieras, ¿tú serás la mía? - me preguntó mientras cuidaba que todo siguiera perfectamente.

Di que no, Sofia di que no...

-Claro- me limite a contestar.

Cuando reaccioné y dejé de mirar el cuadro miré sus ojos y me agaché a besarlo, él me tomó con fuerza para regresar a nuestra posición original. Una vez ahí seguimos con los movimientos casuales, subí mis piernas a sus caderas y lo atraje más a mí, esta vez evité besarlo.

-Mas te vale que termines y me refiero a que de aquí no sales hasta que lo hagas- el sólo sonrió al escucharme decir eso y unos minutos después lo hizo. Se quedó quieto por un momento mientras yo le hacía pequeñas caricias en su espalda y en su pecho. Se dejó caer en mis brazos mientras recuperaba el aire. Se levantó y se quitó el preservativo, no tengo idea alguna de donde lo dejó yo sólo cerré los ojos por un instante, se volvió a recostar a mi lado y extendió su brazo para que yo me recostara en su pecho. Eso hice, me recosté para voltear a verlo, tenía los ojos cerrados, estaba agotado. En todo ese momento olvidé por completo mi dolor de cabeza, era lógico que nada me dolería en ese rato. Recorrí con mis dedos su pecho mientras me relajaba, no había sido mal después de todo. Me acerqué y le di pequeños besos en el cuello, algunos acompañados de pequeños toques con mi lengua.

No me había fijado pero las sabanas tenían una pequeña mancha de sangre, penoso para mí, pero él no le tomo importancia, es más, parecía que había ganado un trofeo.

Después de unas horas mi celular empezó a sonar insistentemente y fue ahí cuando me di cuenta de la hora, todos en mi casa sabían que yo estaba atrapada en el tráfico así que tenía que apurarme si no quería que la situación se pusiera tensa.

-Será mejor que te lleve a tu casa ya, hay un tráfico infernal y tu permiso es hasta las ocho- me lo dijo mientras se levantaba para vestirse.

Yo pensé que los amigos con derecho no hacían eso, es decir ¿quién se tomaba tantas molestias cuando lo que quería ya lo tenía? y luego pensé ¡mínimo! que tenga atenciones conmigo el cabrón todavía que estoy aceptando esto sabiendo que yo soy chica para algo mejor que esto. Me levanté, me vestí y él se sentó en la orilla de la cama para ponerse los zapatos. Me pare enfrente de él y lo besé solo por diversión, el sonrío y me rodeo con sus brazos.

-¿Te sientes bien Sofia?- mientras lo preguntaba me acomodo el cabello detrás de mis orejas

-Si, ¿tu estas bien?-

-De maravilla-

Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora