Capítulo 8

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Roberto seguía desconcertado. Ni siquiera sabía por qué se había sentido atraído a seguir a aquella mujer desconocida porque, aunque ahora reconociese quien era, no sabía nada de ella. Algo lo arrastraba hacia ella y su razón luchaba contra su intuición. Aquello no estaba bien, no era racional ni sensato. Nada allí era normal.

—¿Comemos en la terraza? —Carlota apareció de pronto de no sabía dónde. El solo pudo encogerse de hombros y asentir —. Gracias, Isabelle. Eres un amor.

— Y tú un mal bicho. ¿Está bien? -dijo Isabelle mirando de soslayo a Roberto —. Te dije que lo asustarías.

—Está bien. Solo necesita un poco de tiempo para procesar y recordar lo que le enseñé de pequeños.

—¿Está soltero?

—¡Isabelle!

La mujer empezó a reír discretamente.

—Llevas mucho tiempo sola y Ágata te hizo mucho daño. Si vuelve a aparecer le arrancaré el pellejo a tiras.

—Hola. Soy Roberto y no acostumbro a que hablen de mí como si no estuviera.

—Perdona, Roberto. Esta moza y yo tampoco acostumbramos a tener visita. Encantada de tenerte aquí —Isabelle sonrió—. A partir de ahora seremos más discretas. Carlota, ayúdame a traer la comida, por favor —y guiñando un ojo a Roberto salió hacia la cocina. Carlota claramente sofocada la siguió.

Isabelle era una mujer alta de unos cincuenta años y todavía de muy buen ver. Se recogía el pelo en una especie de moño alto y vestía vaqueros y una camiseta. Parecía una mujer inteligente. Carlota había dicho que era su asistente, pero parecía algo más que alguien que se ocupa de la casa y de hacer la comida.

Yo ya he comido así que os dejo solos. Echaré una siesta mientras habláis.

Encantada de conocerte, Roberto.

Eh... mucho gusto.

Pórtate bien, Carlota.

Lo intentaré dijo esta resoplando.

Isabelle desapareció sin que Roberto apenas pudiera darse cuenta.

Vamos a sentarnos dijo Carlota.

En aquella terraza soleada en medio de la campiña francesa se desplegaba una mesa llena de viandas de todo tipo: fruta fresca, quesos de todas clases, ensaladas, revueltos... y todo olía divinamente.

¿También es bruja?dijo al darse cuenta de que ya no estaba.

Si. Y también pertenece a la Orden pero ella se ocupa de la logística.

Dijiste que trabajabas sola.

—Y así es. Cuando estoy sobre el terreno. No puedo contactar con ella salvo cuando estoy en mi nave.

¿Qué es eso de la Orden?

La inquisición, a pesar de lo que pueda parecer, sigue en activo, no ya para preservar la fe católica como antaño, sino para hacerse con la sabiduría que las brujas y los brujos guardaban. Tener fe en lo que no vemos hizo que empezáramos a estudiar los fenómenos naturales cuando el resto del mundo todavía no estaba preparado para saber cosas que sus mentes cerradas no podrían entender. Fueron ya los alquimistas los que decidieron crear la Orden y el Gran Aquelarre. Hoy en día la Congregación para la Doctrina de la Fe sabe que todo tiene una explicación, aunque ni la ciencia sepa cómo explicarlo ni nosotros tampoco y prefieren ser ellos quien ostenten ese conocimiento para poder controlarlo, mantenerlo en la oscuridad si les es beneficioso y utilizarlo a conveniencia.

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⏰ Última actualización: May 27, 2020 ⏰

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