Capítulo 48

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—Mhm, JieUn tapale los ojos a HeeYoon.— dijo EunBi dando vuelta a todos los que estaban ahí saliendo de la pista, viendo cómo la pista cada vez quedaba más vacía. A excepción de JungKook y TaeHyung.

Mientras tanto, los labios del rubio no soltaban los de JungKook. El menor cerraba sus ojos lentamente, sintiendo como su corazón estaba por explotar. Las manos temblorosas de este sujetaron a los lados la tela de la chaqueta de TaeHyung.

Ambos se separaron y TaeHyung ahueco el rostro de JungKook en sus manos y lo miró, pero al segundo lo soltó con las mejillas sonrojadas.

—Lo siento. Yo... eso fue irrespetuoso.— murmuró TaeHyung y JungKook tragó saliva con los labios hinchados. Metió sus manos dentro de su jeans y miró a los lados buscando a los demás, pero al ver qué estaban completamente solos, miró atónito al rubio.

—¿Nos quedamos solos?— preguntó JungKook y TaeHyung soltó una carcajada haciendo ruido con su nariz.— Oye, no te rías. V-vamonos, seguramente nos están esperando.

Entonces patinaron hasta la entrada de la pista, se quitaron los patines y corrieron en dirección a donde estaban todos sus amigos.

—¿Por qué nos dejaron solos?— preguntó molesto el menor y EunBi alzó una ceja traviesa codeando a JieUn que tapaba su boca con una mano.— Ustedes, en serio son...

—¿Qué les parece si vamos a cenar?— preguntó JieUn acariciando la espalda de HeeYoon y este asintió colocándose sus guantes.— Ves, hasta a HeeYoon le gustaría olvidarse de lo que vió.

—¡Lee JieUn!— exclamó JungKook con las mejillas sonrojadas sintiendo la mirada de TaeHyung, detrás suyo.

Y apostaba que estaba sonriendo.












—Olvidé decirles que había una innaguración de la tienda de pasteles de mí amigo SeungWoo.— dijo JieUn y todos la miraron.— Desde niño, el negocio fue de generación en generación, y su padre se lo dió como regalo de cumpleaños. Supongo, que si entramos nos dará una rebanada de pastel gratis.

—Necesito azúcar en mí sangre.— dijo EunBi concordando con la castaña y esta les señaló el pequeño negocio. Tenía colores pasteles, y rústicos. Una pequeña tabla en la pared indicaba el menú y todos se acercaron a verla.

—¿Pediré seis americanos y...— preguntó JieUn y se acuclilló frente a HeeYoon con una sonrisa.— ¿Qué quieres pedir, pequeño?

—Un batido de banana.— contestó el pequeño y JungKook asintió mirando a todos limpiándose los hombros con orgullo.

Todos entraron, habían pocos clientes pero afortunadamente ellos venían de la pista con demasiada hambre así que seguramente le acabarían todas las reservas de hielo.

—Seis americanos con hielo y un batido de banana, señor.— dijo JieUn tocando la campana y SeungWoo sonrió al verla.— ¿Cómo has estado?

—Bien. No pude dormir por días por pensar que tendría que innagurar el negocio de mí padre, abuelo, tatarabuelo, etc.— dijo SeungWoo rascándose la nuca colocando los americanos.— Me siento algo presionado, siempre este negocio tuvo éxito y casi toda la ciudad lo conoce.

—Haras un buen trabajo.— dijo JieUn y le guiñó un ojo.— Lo recomendaré en el despacho de abogados, cuando vuelva dentro de una semana. He estado dándome un descanso, sí es que eso está permitido.

—¿Los abogados pueden darse un descanso?— preguntó SeungWoo entregando los americanos y JieUn los tomó asintiendo.

—Somos humanos. De carne y huesos, también tenemos sentimientos.— murmuró al final la castaña y sacudió su cabeza cuando la imágen de San se proyectaba en ella.— ¿Quieres venir? Se ve tarde como para que lleguen más clientes.

𝗢𝗵! 𝗦𝗔𝗩𝗘 𝗠𝗘 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora