Me prometí que no iba volver a escribirte pero déjame decirte cuán poco tiempo duran ese tipo de promesas mías contigo. Me es imprescindible contarle al papel como te vi hoy, como es que tu sonrisa no se puede redimir de mi mente. Voy abriéndole paso a los recuerdos que alberga este tonto corazón, perdido por ti. Sinceramente creo que no es tan fácil olvidarte, te siento cada vez que cierro los ojos. Quizá deba resignarme en darnos una nueva oportunidad y solo escribirte, aunque eso me haga más daño.
Pd: Te extraño.