Que te puedo decir, vives dentro de mí. Y pensar que nuestras almas estaban tan juntas hasta el punto de poder inmortalizarse. Tengo miedo de perderte, aunque quizá solo haya sentido tu ausencia.
Contaría todas las estrellas solo por esperar tu regreso. Sé y soy consiente que las cosas quizá no serán las mismas pero ¿siempre tenemos ese pedacito de esperanza verdad? Esa esperanza que nos hace creer que todo estará bien no importando el daño colateral que causamos.
Gracias a mí, gracias a ti, gracias al destino
Gracias a todas esas excusas que hicimos para -de alguna u otra forma- poder estar juntos. Excusas que hoy por hoy nos pasan factura, pero cariño tranquilo que después de todo aprendimos algo:
A veces anhelamos tanto que intentamos sobrepasar o cambiar algo para estar con esa persona. Al final de todo no puedes hacerlo porque simplemente sus vidas ya estaban destinadas, mucho antes de haber coincidido. Sin querer ya habían elegido sus propios caminos, y no precisamente ese que se dice llamar ¨el uno para el otro¨.