Seonghwa

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Tras la muerte de Jongho pasaron dos semanas donde nada extraño había ocurrido, todo se había tranquilizado de una forma espeluznante y eso más que calma, tenía a todo el alumnado con los pelos de punta. Yeosang fue llevado a la comisaría e interrogado, negó cualquier relación con las recientes defunciones y ante la falta de pruebas lo dejaron en libertad. Todos en la escuela miraban sospechosamente al castaño y se habían alejado de él en su regreso por temor.

—¿Dónde estaban?...

Yeosang busco a San y Yunho, les miró con rencor, ninguno de los dos había pedido ir a visitarlo en los cuatro días que había pasado en la cárcel por recomendación del detective en la causa, este consideraba que si lo presionaban un poco conseguirían sacarle información. No lo habían conseguido y ahora el chico se sentía realmente enfadado con quienes decían ser sus amigos.

—Aquí, dónde más crees...

—¿Por qué no fueron a verme?! ¿Estaban muy ocupados con sus mierdas para verme? ¿Saben todo lo que pasé ahí?

—Tenemos la culpa de que casualmente fueras el único que sabía que Jongho se empastillaba!

—¿Qué intentas insinuar Yunho?! ¡Te recuerdo que fuiste el último en ver a Mingi con vida! —Yunho arrugó el entrecejo al escuchar aquello, se abalanzó contra el castaño e intento golpearle la cara.

—Yeosang! Yunho!... cálmense! —San se puso en medio y los separo, luego miró a Yeosang apenado por lo sucedido— El director no nos dejó salir de aquí, nos mantenía vigilados también —intentó calmar el ambiente, Yeosang estaba hecho una furia y Yunho no aguantaba sus reproches. El menor soltó un suspiro y le dio un pequeño abrazo a cada uno—. Tenemos que estar unidos en estas cosas, por favor.

—Está bien amor... lo siento —Yunho aflojo su expresión y le extendió la mano a Yeosang—. Lo siento Yeo, no peleemos más.

—Qué lindo el grupito de amigos. Yeosang, a la oficina del Consejo —los tres se giraron para ver al rubio alto, aquel chico quien reemplazó a Hongjoong en sus tareas. Era odioso, detestable y peor que su antecesor. Quienes lo querían prácticamente le lamian los pies para no ser foco de sus ataques mañosos. Y quienes lo odiaban, la gran mayoría terminaba bajando la cabeza para no terminar en problemas.

—... nunca se muere quien debería...

—Yunho —San protestó y le dio un codazo, luego miro a Yeosang quien miro con atención como el rubio se retiraba— ¿estarás bien?

—Eso intentaré, espero no me haga la vida imposible —soltó un suspiro y comenzó a andar en la misma dirección que se había ido Seonghwa.

—Sino mátalo~

—¡Yunho!

—Bueno, para que lo miren mal con razón —Yeosang levantó su mano y les enseñó el dedo medio a los otros dos.

—... me voy a mi clase...

—San~ no me mires así~ anda vayamos a darnos unos besos —le sonrió y San se alejó imitando el gesto de Yeosang—... idiotas...

La hora del almuerzo no tardó en llegar, todos se reunieron en el comedor, Yunho intentaba convencer a San de que perdone sus tonterías, ambos habían dejado de comer todo lo que potencialmente pudiese contener carne, por lo que estaban degustando el arroz que la nueva cocinera había preparado para aquella ocasión.

"Atención..."

Todos miraron alrededor, la voz venía de los altavoces, había dos lugares con acceso a aquella frecuencia. La oficina del director y la del concejo, la voz que sonó no recordaba a ninguna conocida.

"Choi San y Jeong Yunho. Dirigirse a la oficina del Consejo, hay un comunicado importante. Gracias por su atención"

El resto de los alumnos miraron a los dos mencionados y estos se miraron entre sí. Se pusieron de pies y salieron del comedor, se tomaron de las manos con ansiedad y se acercaron a la oficina.

—¿No deberíamos decirle al director que venga?

—Ya San, seguro Yeosang dijo algo que nos hizo parte de su castigo —el más alto chequeo la lengua y abrió la puerta con desinterés. Al entrar escucharon un sonido curioso que se repetía una y otra vez. Se adentraron a la sala de reuniones y allí lo vieron, girando lentamente colgado del ventilador de la sala, el rostro pálido y los labios morados, de su zapato goteaba un líquido rojizo que hacia figuras sobre la mesa de conferencias. Seonghwa se balanceaba de forma casi hipnótica con el movimiento giratorio de las aspas del ventilador.

"Al fin muere el más malvado..."

Así dictaba una nota sobre la mesa.

—Hay que decirle al director —San miró a Yunho el cual miro aquel papel y lo arrugo entre sus manos.

—¿Dónde está Yeosang?

Venganza ○Ateez○Donde viven las historias. Descúbrelo ahora