- Vainilla

582 33 44
                                    


-Vainilla



¿Cuántas cosas ocultamos a nuestras amistades?


Esa pregunta había estado en la mente del pelinegro por bastante tiempo. Bien, él no era el tipo de persona que disfrutase de mantener todo para sí mismo, pero la realidad era que en algunos puntos, hay cosas que no podían compartirse. Él era sincero con su relación con su familia, no ocultaba su orientación sexual y todos en su círculo sabían que disfrutaba más de leer que de salir de fiesta. Esas no eran cosas que se guardase. Pero si había algunas, como el hecho de que, a pesar de que siempre criticase a los menores por hacerlo, amaba comer directo del pote de helado, más cuando estaba tirado en su cama en ropa interior después de rendir un examen difícil. Tampoco les decía que, en una ocasión, había sentido una atracción extraña –y algo perturbadora para sí mismo- por el pequeño sunshine ¿Quién lo manda a ser tan extraño y abrir su boca de esa forma para, literalmente, meter cualquier cosa que cupiera dentro?

Pero esos no eran ni de cerca uno de sus mayores secretos, para nada, tampoco la vez que se había emborrachado – luego de un largo periodo de exámenes- y confesado al castaño amigo de origen extranjero que hacía meses no tenía sexo y estaba –recordaba apenado- desesperado por hacerlo de nuevo, lo que llevo a una serie de coqueteos tontos y poco después termino en la cama. No, aun si sus amigos no sabían que él y Wang lo habían hecho – o que en cierto momento Tuan le había dado una "mano" también- no importaba, eso no era realmente algo tan importante.

Su secreto más oscuro, el más perverso y retorcido que mantenía solo para sí mismo...era que a veces, y solo a veces, a él le gustaba ser quien domine. No era solo el hecho de no estar debajo o poder ser quien prepare, incluso el hecho de ser quien penetra en lugar de ser el penetrado era un segundo plano de ese secreto, su verdadero secreto se vinculaba con la extraña y ansiada necesidad de poseer, domar y controlar la situación, tomar a alguien fuerte y duro y volverlo un manojo de jadeos y necesidades. Amaba hacer caer a alguien fuerte, verlo sumido en la desesperación y rogando – de forma obscena- por su toque, su cuerpo, su contacto.

Unas pocas veces había logrado satisfacer esa fantasía, no era que él normalmente desease ser quien imponía. En realidad, el disfrutaba ser el pasivo gran parte del tiempo, pero cuando ese lado de él se encendía, cuando el Park JinYoung rebelde despertaba, él iniciaba. Su mente se llenaba de bruma, su cuerpo se tensionaba y sus pensamientos ganaban un tinte perverso que pocos conocían. Las dos personas que habían estado del lado receptor se habían mostrado algo incomodas al principio, pero en ambos casos terminaron rogando por mas y llamando tiempo después esperando que se repitiera. Él no podía negarlo, tanto Shownu como Wonho habían sido tipos agradables y divertidos, ansiosos por satisfacer ese lado secreto suyo y, para su suerte, muy lejos de su círculo de amigos como para que lo altere.

Y así estaba bien, así le gustaba, solo tenia que recurrir a alguno de ellos cuando su mente enloquecía y dejar que ese lado perverso suyo tome el control. Pero no siempre podemos estar al control de la situación y fue esa tarde de mayo que JinYoung entendió, que había cosas que realmente podían irse de las manos.

Todo empezó inocentemente, él solo quiso reunirse con sus amigos, feliz de terminar otro periodo de entregas en la universidad. Perder la tarde con charlas y videojuegos para terminar después con una noche de alcohol y risas con los chicos. Era perfecto. Pero ese día sus amigos estaban más irritantes de lo normal, algo jocosos y provocativos, con ganas de causar más burlas y enojos de lo que él estaba acostumbrado. La charla había iniciado inocentemente, comentarios al azar mientras Youngjae perdía horriblemente una carrera en la consola contra Jaebum.

Perfect jinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora