En esos meses transcurridos, esa sensación de estar suspendida en el tiempo se había acrecentando, se sentía como un fantasma, un muerto viviente por aquella casa que aun le era totalmente extraña.
Intentaba no pensar y se llenaba de actividades diarias que la mantuvieran ocupada y distraída, cualquier cosa que la alejara de ese intenso dolor que desde que se fue, se había alojado en ella. Sin embargo había días que levantarse de aquella cama era una tarea más que imposible, Si algo la obligaba a hacerlo era Andrea, pues Camila sabía que su hija, aun en silencio, la necesitaba más que cualquier cosa.
Durante las últimas semanas había estado intentando algo distinto con su niña, algo que aprendió con Lauren precisamente. Durante cerca de una hora, se acomodaba con ella en la mesa del comedor y colocaba un buen número de lápices de colores y hojas en blanco y se disponían a colorear, dibujar, etc. Camila trataba que la niña encontrara otra forma de expresar todo eso que llevaba dentro y que la mantenía en un silencio absoluto Esa tarde, Camila llegaba con las bolsas de la compra, al entrar pudo ver a su hija en el comedor dibujando. La niñera salió a su encuentro.
Niñera: Señora Alicia llegó temprano.
Camila: Sí, no había mucha gente en el súper. (mirando a Andrea) que está haciendo mi princesa ¿eh?
Niñera: Cogió de pronto esos lápices y no ha parado de dibujar en toda la tarde.
Camila: (acercándose a la mesa) Ah si? a ver enana, ¿le enseñas a mami lo que estás dibujando?
Andrea parecia no escucharla, estaba totalmente concentrada en su dibujo. Camila se acercó un poco más y pudo observar que en todos los dibujos sobre la mesa, una misma imagen se repetia, la de dos muñecos dibujados de negro, con rostros malos y todos los dibujos habían sido posteriormente tachados por la niña con aspas repetidamente, como si quisiera borrarlos del papel. Camila se quitó el abrigo, y mirando a la niñera.
Camila: Bueno creo que eso es todo por hoy, muchas gracias.
Dicho esto, la niñera se marchó y Camila se sentó al lado de su hija.
Camila: A ver mi amor, quienes son estos señores que estas dibujando ¿eh? ¿son buenos?.
Andrea miró a su madre y negó con la cabeza.
Camila: Entonces son malos (Andrea asintió) vale. ¿tú sabes que los malos ya se los llevó la policia? Y no nos pueden hacer nada.
Andrea miraba fijamente a su madre mientras sus pequeños ojos se humedecian, luego volvió a bajar la mirada al papel y con uno de los lápices, comenzó a rayar los dibujos, cada vez más con más rabia Estaba totalmente en ello cuando Camila, le cogió la mano y lentamente le quitó el lápiz, luego arrodillándose a su lado le dirigió la carita para que la mirara
Camila: Mi amor, tranquila ellos no te van a hacer nada, ya no pueden tranquila.
Andrea comenzaba a llorar en silencio y Camila entonces abrazaba fuertemente a su hija, mientras cerraba los ojos
Camila: Ni yo ni tu papá vamos a dejar que nada te pase cariño.
Entonces sintió que Andrea le respondia finalmente el abrazo y se quedó asi unos minutos hasta que su hija se tranquilizó. Camila luego se separó de ella y le secó las lágrimas, luego cogiendo una nueva hoja de papel.
Camila: ¿Vamos a meterlos a la cárcel?.
Andrea asintió y entonces Camila se sentó en la silla y alzó en brazos a su hija y la sentó sobre sus piernas, ambas mirando hacia la mesa, luego comenzó a dibujar a dos hombres y luego le dio a Andrea uno de los lápices y juntas comenzaron a hacer una especie de jaula sobre los dibujos, a medida que terminaban dicha jaulas y los hombres quedaban aprisionados, Andrea fue sonriendo mientras que Camila la besaba en la cabeza.
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Caminos Invertidos
FanfictionLauren es una pintora Camila una psicóloga Quieres saber que las lleva a conocerse descúbrelo leyendo Adaptación