capitulo 35

7.1K 458 129
                                    

Una semana después.

Lauren estaba sentada sobre el piso de madera, descalza, tenía cogidas ambas piernas contra su pecho y se balanceaba suavemente Con una sola imagen suspendida en la mente: la de su hijo en brazos, su cuerpo comenzaba a sentir un temblor repentino y un nudo enorme se le iba formando en el estómago

"Me siento culpable, culpable de no haber sido capaz de salvarlo. ¿Acaso podias hacer tú algo? es que... yo era su madre, yo tenia que supuestamente cuidarlo, protegerlo, (subiendo la voz) él se aferraba a mí... joder... no puedo, esto es... no puedo... (respiraba con dificultad) saca esa desolación de ti.. deja que recorra tu cuerpo vamos... esa criatura era mi vida... no lo soporto, no puedo... ¡¡¡dios!!!. ¿Puedes pronunciar su nombre? no puedo... ¿cómo se llamaba tu bebé?... (casi en un susurro) Mateo... es hora que lo dejes ir Lauren... deja ir a Mateo... vamos dėjalo ir..."

Y fue entonces que la pintora comenzó a llorar desconsoladamente, mientras su cuerpo se estremecía por el esfuerzo, sentía que una parte de ella le era arrancada sin piedad y su alma se agrietaba, quemándola por dentro... cerró los ojos y dejó que toda esa pena contenida por años, recorriera cada poro, cada rincón de si misma Fue dejada por fin a solas, en intimidad y lloró no supo por cuanto tiempo, no recordaba haber llorado tanto en su vida Luego abrió los ojos y con apenas voz finalmente pronunció:

"te quiero mucho chiquitín... siempre lo voy hacer siempre tu mamá va pensar en ti siempre mi amor."

Los días pasaban y Lauren se pasaba la mayor parte del tiempo en aquellos jardines, al fondo se oía el sonido del mar, el lugar era realmente maravilloso, alejado de la ciudad, de la civilización Se sentía invadida por una repentina calma que no habia sentido en muchisimo tiempo En el lugar, no habia mucha gente, y los que habian andaban cada uno en lo suyo, al parecer buscando lo mismo. Los guias eran monjes budistas que dejaban que aquellos que quisieran usaran el lugar como un lugar de retiro y búsqueda espiritual, a cambio, dichas personas ayudaban con el cuidado del sitio. Todos eran invitados a las sesiones de meditación y canto, pero nadie era obligado a nada Lauren luego de ese dia donde su desahogo fue brutal, asistía con regularidad a esas sesiones de meditación y poco a poco fue logrando una conexión con ella misma y su abstracción era cada vez más frecuente La sensación de tranquilidad que empezaba a sentir, comenzaba a llenarla de una energia y calma así, como era ella, pero de un peso y cargas totalmente distintas.

Esa tarde, en uno de sus paseos, uno de las guias se le acercó.

Guia: Cómo van los ruidos internos?

Lauren: Mejor, ahora al menos puedo escucharme

Guia: Muy bien

Lauren: Guia? Aun me cuesta concentrarme cuando hay mucha gente alrededor

Guía: Mucha atención le pones al entorno. Todo tiene que partir de ti, concéntrate en tu propio sonido interior, escucha su voz que ahora ya estás preparada a escuchar, harás comunión muy pronto. ¿me entiendes?.

Diciendo esto, el guia se fue dejando a Lauren algo confundida pues aún no lograba interpretar aquellas palabras, en eso uno de los chicos que estaba alli pasando los dias le hizo señas para que se acercara a los demás.

Chico: Vamos a comer ya? Vienes?

Lauren: Si.

Chico: ¿Cómo lo llevas? Has encontrado lo que viniste a buscar?

Lauren: Estoy encontrando más de lo que vine a buscar yo nunca me habia sentido asi, siento que tengo tanto por aprender.


[•••]

Tres meses después en el otro lado del mundo

Camila llegaba con Andrea a la casa de Shawn para que pasara con él, el fin de semana Luego de tocar el timbre, Camila acomodó el vestido de su hija y le arregló un poco el cabello hasta que el abogado abrió la puerta

Caminos Invertidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora