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  —Creí haberte dicho que no hicieras algo cómo eso. —él guardia real miraba con molestia al chico que secaba su cabello negro con una toalla color hueso.

  Acababa de salir de tomar una ducha, siempre había odiado la suciedad. Algo que había hecho que él hombre que lo miraba estuviera aún más confundido, y es que no cabía en su cabeza, que aquel chico, aun odiando todo lo que implicaba la palabra de "sucio" hubiera hecho algo tan atroz cómo lo que había hecho.

  —¿Por qué me hablas tan informalmente? —pregunto con un tono divertido.— ¿Se te olvida con quien estás hablando?

  Y aunque el tono de demanda estaba incrustado en las palabras del pelinegro, realmente no hablaba en serio. El guardia no bajo la cabeza cómo cualquiera lo hubiera hecho en su caso, tan sólo soltó un bufido.

  —Su majestad. —dijo con un tono cansino, no estaba para los juegos del chico.— ¿Sabe lo que hubiera pasado si el rey se entera de lo que hizo?

  Y hablaba en serio. Había sido tan arriesgado que de no ser por que él estaba ahí, cualquiera lo hubiera confundido con un pueblerino cualquiera.

  —Hoseok. —hablo en chico rodeando con la toalla su cuello, mirándolo— Si hubiera sabido que no estarías ahí, ni siquiera me hubiera molestado de pensarlo.

  Era cierto. Lo había hecho pensando en cada uno de los pros y contras. No le había gustado para nada la experiencia. ¿hacerse pasar por un esclavo? Pff, jamás creyó que sería así de desagradable. Pero para él había valido la pena. Aunque no de la manera que había querido. Nada más el pensar de nuevo en aquel chico de ojos tiernos y cabello castaño le hizo formar una sonrisa mental.

  Nunca había visto a alguien cómo él en su vida.

  Tenía un aura angelical, y sin importar lo opaco del mugriento lugar, parecía brillar. Su belleza era tan única que no había podido simplemente quedarse mirándolo e hizo algo que no había hecho nunca: Hablar con un extraño.

  Pero claro, era algo que iba a guardar para sí, quería disfrutar en silencio de aquella corta compañía que le había calentado su corazón.

  Hoseok paso sus dedos por el puente de su nariz tratando de reunir fuerzas para aquel chico que estaba frente a él.

  —¿En qué diablos estabas pensando para que hicieras algo cómo eso, Jungkook?

  Y ese era el punto. Y lo sabía más que nada Hoseok, quien apesar de ser un guardia real, era el mejor amigo del menor. Sabía que cada cosa que hacia Jungkook, no era por que sí. Todo tenía una razón. El pelinegro podía ser cualquier cosa y parecer. Pero era tan o más maduro que el mismo.

  Como le causaba dolores de cabeza...

  —Escuche a mamá hablar con el concejero real. —bajo el tono de voz mientras veía a él mayor con ojos serios, sabía que podía confiar en él. Jamás lo traicionaria.— Están buscando a alguien. No entendí bien a que iba, pero quiere acabar con él.

  El guardia escucho atento pero sin terminar de entender a que iba todo.

  —Entiendo... —dijo mirándolo y admitiendo en silencio, esperando que agregará algo más, pero no lo hizo— Pero ¿y eso en que te involucra a ti?

   Jungkook sonrió con soberbia, esperaba esa pregunta. Caminó hacía el buro de su cama y tomo unos papeles pasandoselos así al mayor, el tono amarillento de las hojas hablaba por si sólo de su antigüedad, parecían tan frágiles las hojas que lo tomo con delicadeza, los observo con detenimiento, pero al mirarlos bien hizo una mueca de disgusto hacía el menor.

El caballero idiota. | kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora