Capítulo 5: El regalo.

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-Emm...no es nadie, no le conoces- dije bastante nerviosa.

Os estaréis preguntando, ¿porqué le dije eso y porque estas tan nerviosa?, fácil, sé que Alberto está por mi, es una historia un poco larga que iréis entendiendo en el futuro, pero os cuento un poco, Alberto y yo antes eramos muy amigos, incluso antes de que conociera a Alya ya lo éramos, y es que dió la casualidad de que él se mudaba también aquí, a París, le conocía de mi antigua escuela, y me llevaba muy bien con él. Al llegar aquí y no conocer a nadie más se volvió un gran amigo para mi, básicamente era mi mejor y único amigo, pero un día me dijo lo que sentía, en ese momento ya había conocido a Alya y ya eramos amigas, el caso que me lo dijo, y yo pues como amiga y persona sincera que soy, le dije la verdad que él a mi no me gustaba, pero si que le quería como amigo, se que es duro que te manden a la friend zone, pero no podía salir con él por pena, por muy amigo mío que fuera. Al parecer no se lo tomó muy bien y me echo la culpa, porque supuestamente yo me estaba insinuando, cuando yo solo lo trataba como un amigo, así que desde eso nos empezamos a distanciar, ya que yo no quiero nada con personas así, si no se lo tomó bien no es mi culpa, en fin, sigue por mi y se que haría cualquier cosa para estar conmigo, por ello, prefiero no hablar de chicos con él. Lo que no entendía era porque Alberto estaba aquí, ¿me estaba buscando?

-Ah...vale no importa- dijo poniéndose rojo.

-Y...¿qué querías?- digo bastante incómoda.

-Ah emm, no era nada solo te quería dar esto...- dijo mientras que sacaba algo del bolsillo.

-¿Qué es esto?- preguntó extrañada por lo que puede ser.

-Solo un regalo- dijo mientras se alejaba con una sonrisa.

Cuando abrí el regalo me sorprendió bastante, era un dibujo hecho a mano, y lo que había dibujado...¿era yo?, no sabía que Alberto dibujara tan bien, era igualito a mi, como si me hubiera hecho una foto, aunque la verdad me perturba un poco. Pero es un lindo detalle aunque no nos llevemos bien como amigos.

-!Uy¡ Jenifer que te ha dado- Dijo Alya con voz de pito, intentando burlarse de mí.

-!Hay cállate Alya¡ ya sabes lo que pasó entre nosotros ni se te ocurra pensar otra cosa.- dije guardando el dibujo en el bolsillo de mi vaquero.

-Ya, ya, veremos cuánto tardas en caer a sus pies.- dijo riéndose de mi, se que es una broma pero igual me molesta, porque bueno, ella sabe toda la historia como ya he dicho.

-Alya por favor cállate, no me causa risa, sabes que me resulta muy incómodo, pero a ti te da igual, que gran amiga tengo.- digo poniendo los ojos en blanco y yéndome de su lado, oigo sus pasos detrás mío, sabe que me ha molestado y como no quería seguir allí nos fuimos de ese lugar.

Pero había una cosa que yo no sabía, y era que Alberto lo estaba escuchando todo, se había quedado escondido, para ver mi reacción, pero se había quedado demasiado tiempo, y había escuchado y visto todo.

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