Oh, Luisito...

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-Ya lo habrás sabido por este chico, pero mi nombre es Luis Angel Flores Zenón-

-Mucho gusto - atiné a decir sin dejarlo de ver

-¿Cuál es el nombre de esta chica?- Pregunto Luis tomándome de la mano sin dejarme de mirar

-Clara - Dije extremadamente sonrojada - Mi nombre es Clara.

-¡Clara haces mi mañana! -Dijo él con algo que, después me relataría Pedro, era atípico de él- ¡Qué bonito nombre!

-Jejeje - Reí nerviosa completamente - ¡Gracias!

Luis hizo una reverencia, no había terminado de agacharse, cuando de pronto, detrás de él, alguien se aclaró la garganta.

- Ay No - lanzó Pedro, con su cara poniendo una mueca de disgusto; yo misma alcé la mirada, y detrás de Luis, se hallaba una figura alta, de cabellos rubios, ojos verdes, nariz puntiaguda, una sonrisa muy peculiar, que vestía una camisa oscura, junto con un pantalón negro entallado, conjunto de ropa que dejaba ver en sí, su delgado torso, pero buena cadera, y con las dos manos agarrando su cintura, exclamó con una voz grave, pero suave:

-¡Buenos días a Todos!-

-Buenos días eran - exclamó Pedro con total disgusto, a lo que el chico, solo le lanzó una mirada frívola, para luego volver la mirada a Luis, quien apenas se estaban levantando,

- ¿No me presentaras a tu nueva amiga? - Dijo con una sonrisa que daba a interpretar qué coqueteaba con él - Ya qué a la chusma ya me es conocida - Dijo entre dientes, mirando con desprecio a Pedro.

- ¡Doce años viéndote a un espejo - Dijo Pedro cruzandose de brazos - ya te has de conocer lo suficiente! - El chico solo se limitó a ignorarlo y a prestarme atención.

- Disculpa mis modales - Dijo dándome la mano - Soy Cebal Cecil Barreda Bockila ¡Encantado de conocerte!-

-¿A cuantos no has conocido tú en el otro sentido? - Dijo Pedro para sus adentros, más sin embargo, Luis lo escucho y se dispuso a decirle:

- Ya cálmate Pedro, Cecil es un buen chico, no lo molestes - Cecil procedió a mirar a Luis con una mirada fascinadora, diciéndole:

- Jejeje, ¡Me encanta que digas eso de mí! - luego de eso, Cecil tomó del brazo a Luis, acto qué nos dejo confundidos a Pedro y a mí, a lo que Pedro, sin pelos en la lengua, atinó a preguntar:

-¿Qué acaso te volviste...? -

-Noooo- Dijo Luis entre risas - No, ¿como crees? Simplemente Cecil y yo nos volvimos buenos amigos, ¿Verdad Cecil?

- Sí - Dijo Cecil aburrido - tan solo amigos... - Para luego soltar del brazo a Luis y hacer un gesto de desamor.

- Cecil y yo coincidimos en varias cosas - Siguió explicando Luis - Tenemos varias cosas en común y decidimos llevarnos bien, ¿No creen que es excelente? -

- Sí, muy genial - Tan solo atiné a decir.

- Es genial qué lo comprendas - dijo viéndome fijamente, sin embargo, a parte de su cálida y tierna mirada, sentía otra mirada fría y acusadora, mirada que parecía provenir de Cecil, más sin embargo, no tome demasiada importancia.

¡RIIIIIINNNGGGGGG!

El timbre qué anunciaba qué el Receso se había acabado y había qué volver a clases empezó a sonar.

-Bien, aquí nos despedimos, por ahora - Dijo Luis de una manera encantadora, que sentí mi rostro arder por un momento.

-Nos volvemos a clase entonces - Dijo Pedro tomándome del brazo - ¡Adiós Luis! ¡Cuidado con las ladillas! - Pronunció esa ultima frase mirando a Cecil.

-Gusto en conocerlos - Dije mientras me alejaba con Pedro hacia mi clase, mientras corríamos y las ruedas de esa mochila, sonaban al rodar y chocar contra pequeños y grandes obstáculos, yo me adentre en mis pensamientos, en ese chico que acababa de conocer, que era tan amable y cariñoso "Oh Luisito..." suspiraba mentalmente, "Qué pena qué estemos tan distanciados de clases, pero, la isla es pequeña" me reconforte a mi misma antes de llegar al salón, donde me esperaban más clases.

Para la siguiente parte, era el turno de ver cómo funcionaba el sistema de la escuela y qué talleres ofrecía esa gran isla; todo empezó con una sencilla, pero fría frase:

- Ya no estamos en Primaria - Dijo el profesor que se encontraba detrás del escritorio, un profesor de gran edad, pero aún con energía para ser estricto, chaparro, con cejas un poco más grandes de lo que estaba acostumbrada a ver, ojos ligeramente rasgados y vestía una camisa a rayas junto con un pantalón café - Es hora de que entiendan que a partir de aquí, hasta que terminen sus cursos, los estaremos preparando para la vida, para lo que el país realmente tiene que ofrecer -

- Primero que nada - Continuó diciendo - Mi nombre es José Ignacio Lara, soy el subdirector oficial de esta Isla, así que considerense afortunados en tenerme como su introductor para este sistema - Se paro de su escritorio, tomo la botella de plástico qué contenía un liquido amarillo qué, al parecer, era algún tipo de suplemento alimenticio o medicina, ya qué al abrir la botella, ningún sonido qué denotar gran presencia de gas se escucho; El Subdirector procedió a beber el contenido de la botella, y prosiguió con su explicación:

- En esta Isla, solamente se les proveerá todo de manera gratuita esta semana, ya qué aquí se les enseña a ganarse la vida - La confusión por la afirmación se hizo presente en la cara de varios de los compañeros del grupo, quienes procedieron a mirarse los unos con los otros, para luego seguir prestando atención a las palabras del Sub - ¿Cómo es que se ganarán la vida? En esta isla es por trabajo, trabajarán en sus actividades y tareas de las materias de tronco común, y al final del bimestre, se les recompensará de manera monetaria su esfuerzo; sin embargo, si quieren obtener ingresos cada quincena, a donde tendrán que dirigir sus esfuerzos es a su taller, al taller de labor qué los preparará para saber elaborar o trabajar en algo -

Volvimos a vernos entre si, aprovechando que el Sub volvía a darle un trago a su bebida, quién limpiándose la boca con la mano, para después sacar del bolsillo de su camisa una servilleta, prosiguió:
- Es importante que no descuiden ninguna de las dos, no solo por sus ingresos, si no porque si así lo hicieren, tendrían qué repetir el año, como cualquier escuela normal, aparte qué serían mandados en vacaciones a labor en el Palacio Negro - Al decir esas dos palabras "Palacio Negro", toda mi espalda sintió un frío recorrido de aire qué me erizo la piel, trate de relajarme y seguí escuchando al Sub - De hecho, pueden ir a parar al Palacio Negro por muchísimas razones, más sin embargo, no me corresponde a mí decírselas, sino a ustedes investigarlas, se les ha dejado un reglamento de la isla a cada quién dentro de sus hogares, en donde pueden ver no solo las reglas de aquí, si no también la división en las diesiciete localidades que tiene la isla, su división distrital para el Parlamento de la Isla, así como lo que tiene el Cabildo de la Isla y demás cosas políticas qué ahí se encuentran, así como los lugares que ofrece esta Isla, sus playas y horarios - Todo paso de un momento a otro, de lo oscuro a lo aburrido, y de lo aburrido a la fascinación de los lugares en un santiamén.

-Finalmente, concluyó mi Participación aquí, haciéndoles llegar un saludo por parte del Director de la Isla, la Jefe Máxima en Excelencia, el Subjefe Máximo y recordándoles qué deben alinearse a uno de los partidos políticos qué ofrecen los alumnos, para que en una semana hagan su elección de Jefe de Grupo, ¡Hasta Pronto! - Finalizó con una sonrisa rara, mientras levantaba su mano izquierda, agitandola lentamente en el aire, con la botella de plástico en la mano derecha, caminando hacia la salida del salón.

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