Capítulo 11: Ser solo uno

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2018

Osman observa el salón, vacío y recién pintado. Lo hace manchado hasta las cejas sujetando con sus manos llenas de polvo y pintura la copa de vino que le acaba de servir Eda. Ahora ya no queda nada del salón que conocían, los años se han borrado y ni siquiera el cuadro recuperado por Eda permanece colgado en la pared, descansa en el suelo, esperando su nueva ubicación.

Tras el primer día de cierre de grietas y retirada de enseres, esta segunda jornada les ha servido para pintar y empezar a recoger otras habitaciones de la parte de arriba. Es curioso como, después del primer encuentro y del primer día de distancia, Sinan e Isik vuelven a buscarse de forma continua. De hecho, no se han separado durante gran parte del día, dedicándose a recoger y tirar todo lo inservible de la antigua habitación de Sinan. Él, por su parte, ha permanecido durante toda la jornada pegado a Kerem y Eda, un tercero en discordia para evitar situaciones incomodas y comentarios fuera de tono. Ahora los tres toman una copa de vino admirando su obra. Aún queda mucho por hacer pero, al menos, las paredes ya no se caen como a su llegada.

- Tengo que irme en cuanto acabe - les dice Eda - Mi familia no termina de entender qué estamos haciendo aquí y no quiero tener que entrar en demasiadas explicaciones

- Sí - contesta Kerem - es mejor que no enfades a tu marido ¿quién si no te iba a comprar esos bolsos tan caros que te gusta llevar?

Osman mira espantando a su amigo tras ese comentario porque es consciente de lo que viene a continuación y no quiere estar presente cuando la bomba que es Eda estalle, aunque teme que ya es demasiado tarde. Avanza hacia la cocina pero aún la escucha gritar.

- Vamos a ver, ¡chulo de mierda, prepotente!, ¿qué sabes tú de mi? ¿de quién soy? ¡No sabes nada de mi vida! Llegas aquí con tu cazadora de cuero y tu moto de alta gama, seguro que compradas con el dinero de papá, hablas tres minutos conmigo y ya te crees con derecho a juzgarme ¡Pues no lo tienes!

Mientras grita se ha ido acercando peligrosamente a él. Tiene ganas de abofetearle, de quitar esta estúpida sonrisa de su cara. Porque Kerem se ríe. Se está riendo de ella.

- ¡Tranquila fiera! veo que no ha sido capaz de domarte - le dice - o quizás es que ese genio que tienes lleva escondido 20 años, sin salir para no asustar al hombre perfecto, cubierto de oro... ¿Le gritas a él así? - se acerca aún más a ella - porque yo creo que él nunca te ha hecho gritar como yo

Eso ya es demasiado. Eda estrella su mano contra la cara de Kerem. Su anillo le araña la cara y sangra pero eso ya no le da tiempo a verlo porque roja de ira ha cogido su bolso, ha recorrido el salón y ha salido por la puerta delantera de la casa dando un sonoro portazo.

Cuando Osman regresa al porche, Kerem está tranquilamente sentado en el banco blanco, dejando que la sangre del arañazo del anillo corra por su cara. Para su sorpresa sonríe.

- Pero, ¿a ti se te ha ido la olla? - le reprende - ¿por qué la has atacado tan gratuitamente? Ya sabías como estaban las cosas, no tienes motivos para provocarla.

- Querido Osman - le contesta totalmente sereno - tengo todos los motivos del mundo porque esa debería ser mi familia. Ella me robó esa opción porque fue una cobarde y quiero saber si lo sigue siendo hoy. Además, estoy seguro de que mañana volverá porque ahora que ha vuelto a encontrarme no me va a dejar marchar.

- Muy seguro te veo a ti - refunfuña Osman que no sabe por donde va a acabar saliendo esa historia

Apenas una planta más arriba la historia que se vive es bien diferente. Mientras Sinan va cerrando las grietas abiertas en la pared, Isik recoge todo lo que quedaba del Sinan adolescente en esa habitación. Lo hacen en silencio, embargados por los recuerdos.

***

1998

Sinan e Isik se besan en el sofá de salón. No pueden parar. Sus manos, cada vez más atrevidas, conocen ya cada rincón de sus cuerpos. Nada les es ya ajeno al tacto. Isik suspira cuando la mano de Sinan se adentra por debajo de su falda y recorre sus muslos, puede sentir la excitación de todo su cuerpo y las señales que le manda, necesita sentirlo dentro ya.

- Vamos arriba - le susurra al oído - vamos a tu habitación Sinan

Él la mira sorprendido pero se levanta y le coge la mano. Suben las escaleras en silencio. Al entrar en la habitación corre las cortinas y mientras él se sienta en la cama ella comienza a quitarse la camisa, después la falda y se queda quieta frente a él, en ropa interior, muerta de vergüenza. Él se acerca y la besa mientras se quita la camiseta. La acerca a la cama y la tumba. Él tampoco sabe muy bien cómo hacer las cosas. Termina de desnudarse y le quita el sujetador, recorre su pecho mientras ella suspira y entonces se lo pide.

- Sinan, quiero que seamos uno - susurra

Eso ya es demasiado para él, que termina de desnudarla y se pone sobre ella, abre sus piernas con suavidad y la penetra. Lo hace asustado, por su cara inicial de dolor, que sin embargo cambia cuando está completamente dentro. Se mueven torpemente, mientras no paran de besarse y de proclamar lo que los dos ya saben: que se quieren como nunca querrán a nadie.

Un Amor A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora