[Imagen de la mentira]

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Yo era diferente. Ni mi familia ni mi tribu podría comprenderlo. Yo era diferente. Por eso es que hice lo que hice. Por eso es que actué como actué. Yo era diferente y quizá, el hecho de serlo, cambio mi vida.

Nuestra raza no mantenía relación con las otras especies del submundo, nunca supe la razón. Simplemente no se llevaban, y algunas noches, ocurrían terribles violencias. Se escuchaban gritos, y a nadie le importaba. Recuerdo escuchar los sollozos mientras la que era mi familia, mi raza, mataba a sangre viva.

Una vez estaba caminando entre la maleza y oí un pequeño chirrido, curioso revolví un par de hojas hasta encontrar un recién nacido. Este tenía los ojos llorosos y un par de alas relucientes en su espalda. Lo tomé con cuidado sin dejar de observarle. ¿Por qué los míos mataban este tipo de seres? Decidí esconderlo en mi hogar y cuidar de él, no podía dejarlo abandonado sabiendo cuál sería su destino.

Cuando oscureció lo deje descansar en un pequeño hueco de mi casa, donde nadie pudiera encontrarle. A mitad de la noche escuché ruidos y pensé, atemorizado, que me habían descubierto. Camine con sigilo por precaución, al llegar al hueco no se encontraba el recién nacido. Me dirigí a la cocina, ni rastro de él. Pero si había una gran masa gris cubierta de un líquido viscoso, me miró y me sonrió.

Comprendí entonces porque mi tribu los mata, este no era el bebe, este no era el bebe, este no era el bebe, este era mi fin.

Sombras Sobre MetáforasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora