A Sophie le cortaron también las alas, o tal vez se las cortó ella misma. Pero eso no importa ahora. ¿Quién era esa sombra que la cargaba? El rey respiraba alterado y con furia puesto que no la había mandado a esa laguna para que la salvaran. Él quería su muerte.
Sin embargo, una figura humana la salvó de su horrible destino. Y, cargándola con una sola mano, se deshizo de los horripilantes esqueletos que querían devorarla. Los cadáveres sujetaban con fuerza las cadenas del desconocido, pero este seguía avanzando con fuerza (como si todo fuese un desfile de moda). Sophie lloraba en su hombro, sentía los tirones de la tela de su vestido y su cuerpo se estremecía cuando sin querer miraba hacia abajo.
Sophie, Sophie, Sophie... Decía una voz.
—¿Uhh?
Mi amiga estaba al lado con ojos de desesperada.
—Siempre estás ahí escribiendo —dijo aún con un tono enfurecido. Entonces ella se dirigió a la ventana de mi cuarto y abrió la persiana para dejar pasar la luz.
Mis monstruos se desvanecieron con el primer rayo, y quedaron olvidados en la novela que estaba escribiendo.
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Sombras Sobre Metáforas
Short StoryA veces nuestra mente parece divagar entre cierta ideas a las cuales no sabemos darles forma. Otras veces tratamos de encerrar los pensamientos en enanos botes de cristal que luego dejamos olvidados en la oscuridad del ático. Este libro es una serie...