Miro como las anaranjadas hojas de los árboles caían mientras el auto arrancaba y me despedía para siempre lo que alguna vez fue mi hogar. Que ironía, ayer lo tenía todo; amigos, una casa, un lugar donde podía estar tranquila. Y hoy nos marchábamos para siempre, dejándolo todo y empezar de nuevo.
Una semana antes tuve que armarme de valor para avisarles a mi mejor amiga y amigo las malas noticias; de que me mudaría del pueblo y no sabía si los volvería a ver. Al principio no se lo tomaron para bien, en especial Joaquín, él es un amigo un tanto enojón y cómodo con para aceptar cambios. Es que esto ya le sucedió una vez y que pase de vuelta le caía como una patada en el estómago. Fue bastante complicado convencerlo y explicarle las razones por la cual me iba.
Quiero llorar al recordar la última vez que estuvimos los tres juntos: tirados en el césped verde de la plaza bajo las sobras de un viejo árbol, contándonos como fue que nos conocimos, recordando viejos tiempos mientras nos matábamos de la risa. Y más tarde —a pesar de que era otoño— fuimos a comer un helado, aprovechando que ese día era ideal para hacerlo. Sin embargo, no me permito largar ni una lágrima y respiro hondo para largar cada tristeza, ya que no me podía mostrar triste ante mis padres. Sabia el porqué de nuestra mudanza y por eso tenía que mostrarme que me encontraba bien, aunque no sea así.
Desvío mis ojos de la ventana del auto y saco mis auriculares de mi bolso, los coloco en mi celular con la finalidad de escuchar música para despejar mi mente de toda esta situación y sumergirme en la canción. Dejar que me transporte a otro lugar fuera de esta realidad.
Horas más tarde el auto aparca en frente de un edificio... Me saco los auriculares frunciendo las cejas, observando por la ventana con atención. ¿Por qué frenamos aquí? Mi papá apaga el motor del auto y baja de él junto con mi mamá. Después ella me pide que lo haga también.
Una vez afuera y con el bolso puesto en mis hombros, me digno a preguntarles a mis padres que hacíamos acá. Ellos con una leve sonrisa me notifican que es a donde viviremos a partir de ahora. Me tomaron por sorpresa, ya que creía que viviríamos en una casa. Genial, pienso con los ánimos por el piso. Sin más que hablar ayudo a mi papá a bajar las maletas para subir al departamento donde sería nuestro nuevo hogar.
El departamento se encontraba en el quinto piso. Se nos fue complicado subir con las maletas, porque el hermoso edificio se le dio por romperse justo hoy su querido ascensor, y tuvimos que llevarlas a arrastras por las escaleras.
Cuando llegamos por fin al piso indicado, mi mamá abre la puerta del apartamento y entramos. Mis ojos viajan a cada espacio del lugar y mi decepción es inmensa al verlo tan pequeño. No éramos una familia rica, ni llegando, pero allá en el pueblo en donde vivía, por lo menos teníamos una casa con un patio grande donde si me sentía sofocada salía afuera a respirar aire puro o reflexionar un poco. Acá al único lugar a donde se puede salir es un balcón pequeño que su única vista afuera era más y más edificios. A penas se divisaba el cielo azul y justo hoy era un día soleado.
—¿Te gusta? —pregunta mi mamá poniéndose al lado mío.
La miro y en su rostro noto un ruego de que yo esté de acuerdo con el sitio en el que nos encontrábamos. Por una fuerza divina hago un esfuerzo por soltar esas palabras que no querían salir, para no hacer sentir mal a mis padres.
—Claro, esto esta... bien —sonrío como si nada me sucediera logrando así, que ella me creyera.
Más tarde, después de pasarnos todo el día acomodando las cajas y las habitaciones donde dormiríamos, mi mamá nos llama a cenar.
La comida consistía de dos cajas de pizza pedidas por delivery, la tenemos que comer sentados encima de una manta porque, por el momento, no teníamos la mesa acá, la traerían mañana al mediodía. No solo eso, sino todos los muebles de mi antigua casa. En conclusión, nos tuvimos que conformar con esto. O yo me tengo que conformar.
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Recuerdos que Volverán || LR #1
Teen FictionLos Recuerdos, libro 1. En su penúltimo año de secundaria Zoe se muda de su pueblo natal dejándolo todo atrás: amigos, lugares, colegio, su hogar. Empezar de nuevo no será fácil para ella, mucho más si se trata de una ciudad. Aunque, esto no es lo m...