Agustín
Desde que Olivia me contó que había terminado las cosas con Facundo no pude evitar sentir un sentimiento de felicidad. Yo sabía que ahora venía la parte díficil, la parte en que tendría que conquistarla. La verdad es que yo no tenía nada de experiencia en este tipo de cosas, nunca había dado un beso, (creo que era de los únicos pocos de la escuela que nunca lo había hecho) me sentía un poco asustado. No es que estuviera planeando ir y darle un beso a Olivia, pero la verdad es que no podía evitar pensar que eso podría suceder.
Poco a poco al pasar los días lo que hice fue invitarla un par de veces a caminar, fuímos a tomar helado, fuímos a la playa, al parque, nada de besos, solo compartíamos tiempo y cada vez me gustaba más, sentía que no quería seguir siendo solo esto que éramos, quería ser algo más, nunca me sentí así por nadie, y al correr los días sentía que me estaba enamorando de ella.
La verdad es que me gusta mucho. No se como hizo, no se como pasó pero me encanta. Supongo que todo en ella me encanta. La forma en que su personalidad resalta sobre otras, la forma en el que ella es sociable y amable con todo el mundo. Ella es tan distinta a mi. Yo soy muy reservado y la verdad es que soy bastante antipatico, no hago amigos con frecuencia, siempre mantuve los mismos desde que era chico, sin embargo ella si, ella irradia felicidad y cualquier cosa que estuviera relacionada con hacer amigos. Pero aún así tan distinta a mi, me encanta. Y ahora que lo pienso ella deja que las personas la conozcan facilmente, al menos eso creo.
Me di cuenta muchas cosas de ella en este corto tiempo, quizá también esto se deba a que no puedo dejar de observar todos los detalles que la completan pero creanme si les digo que vale la pena tomarse un segundo y analizarla, cualquier persona debería querer conocerla. Ahora bien, ¿cómo hago para empezar mi plan de conquista? ¿será que ella cae ante mi?, ¿debo invitarla a una cita? ¡No se que hacer! Me estoy volviendo loco, y tampoco se si ella va a aceptar porque supongo que está haciendo un duelo por su rompimiento. Debo decir que me intriga un poco el porqué de su separación pero creo que no tengo que entrometerme mucho aunque me encantaría saberlo.
Como mi cabeza andaba a 10mil km/h decidí que necesitaba el consejo de un amigo, y ¿quién mejor que Fabrizio?.
Lo invité a mi casa, estabamos sentados en mi living tomando un refresco
-¿Vos crees que va a ser una buena idea?, la verdad es que tengo un poco de miedo.
-Relajate Agu, el plan va a funcionar, la vas a tener comiendo de tu mano, creo que cualquier chica lo haría, no todos los hombres hacen ese tipo de cosas hoy en día -me dijo un Fabrizio muy seguro mientras que sonreía y vaciaba su vaso.
-Esta bien, entonces el sabado cuando viajemos a jugar contra el equipo de San Vicente, vamos a saber los resultados, ojalá que todo salga bien -dije un poco preocupado
-Todo va a salir bien, no te preocupes -alentó mi amigo.
Olivia
Tuve unos días hermosos. Después de lo que pasó con Facundo, empecé a verme con Agustín. Fueron varios días, compartimos ratos muy lindos, aunque a decir verdad el todavía era tímido en ciertos aspectos. No nos habíamos besado, eso era un poco raro y bueno a la vez. Supongo que era mejor porque yo recién estaba saliendo de una relación y quizá él no quería apresurar las cosas.
A mi Agustín me gustaba, pero todavía no estaba segura de lo que me pasaba, sentía que en cuánto a experiencia en cosas amorosas yo estaba a años luz de él, no se si tanto en el amor pero sí en cuanto a lidiar con personas del sexo opuesto. También sentía un poco de curiosidad en cuanto a sus padres, lo trataban como si tuviese cinco años y no lo dejaban andar en la calle hasta más de las nueve de la noche, siempre lo pasaban a buscar temprano. Yo en cambio era muy liberal, mis padres me tenían mucha confianza, y me dejaban hacer lo que quisiera siempre y cuando no excediera los limites de su confianza como el dicho que dice “te doy la mano y me tomás el codo” mis padres me daban la mano y estaba en mi no tomarles el codo, y por lo que sé hasta ahora me iba bien con eso, pero a Agustín en cambio lo controlaban mucho, y sobre todo cuando se enteraron que se estaba viendo con una chica, sus dos hermanos mayores nunca habían tenido novia/o (ya que tenía un hermano y una hermana mayor; quizá la idea de sus padres es que sus hijos lleguen virgen al casamiento), y por lo tanto el tiempo con él era bastante restringido. Por el momento no me molesta ya que nos estamos conociendo, solo espero que si las cosas pasan a mayores (noviazgo) no se entrometan tanto, pero bueno de todos modos no se que es lo que va a suceder con nosotros.
Facundo todavía me escribía mensajes de texto pidiendome que volvamos. Yo no sabía que hacer, lo quería mucho, pero tambíen en mi cabeza se instaló la idea de que no lo amaba, porque... ¿quién en su sano juicio deja a alguien que ama por alguien que recién conoce?, aún así me sentía completamente confundida, y tenía miedo de que mi decisión anterior (es decir terminar mi relación) se vea afectada y vuelva con él, pero no puedo negar que estos días habían sido increíbles al lado de Agustín. Todo realmente era muy confuso para mi.
Era sábado, la noche anterior había salido a la discoteca con mis amigas ( y a decir verdad me porte muy bien, nada de besos con extraños y ese tipo de cosas que solía hacer cuando estaba borracha). Me encontraba placidamente durmiendo en mi habitación cuando derrepente escucho que golpean mi puerta. Me limité a bufar contra mi almohada, ¿es qué acaso no se puede dormir en paz un sábado?. Supongo que al no obtener ninguna respuesta de mi parte abrieron la puerta y entraron. Me giré en la cama para observar quién me molestaba pero no pude ver quién era, o al menos no le podía ver la cara a mi padre ya que su rostro estaba cubierto por un gran ramo de rosas rojas. No podía creer lo que mis ojos veían ¿un ramo de rosas para mi? ¿a quién se le ocurrió esta idea? Si soy sincera no me gustan las cosas cursis (osos, corazones, flores) pero cuando me las regalan no puedo evitar sentirme tonta, creo que en el fondo en verdad me gustan las cosas romanticas.
Mi padre me dejo el ramo sobre la cama, me miro expectante, supongo que quería que le dijera quién las había mandado (aunque seguro ya había leído la tarjeta por eso me miraba... ¿confundido?) mientras le hacía un gesto con la mano para que se retire de mi habitación, tomé el ramo y luego saqué la tarjeta en la cual leí:
“Oli:
Te mando flores, ¿hago bien?, te quiero mucho y si estas leyendo esto te extraño.
Agu”
Mi corazón dejó de latir practicamente, ¿me quiere, me extraña?, ¡a la mierda la duda de volver con Facundo! Agustín estaba asegurando un puesto, realmente quería estar conmigo, pero ¿yo quería estar con él? La verdad de esto era que sí, ¿quién no quiere estar con un chico que manda flores sin siquiera ser tu novio? Necesitaba verlo urgente y estamparle un beso, necesitaba decirle que quería estar con él. Jamás habían hecho algo tan romantico por mi, jamás me habían hecho sentir tan querida, dirán que son unas simples flores, pero para mi era un gesto único, algo que no podría dejar pasar así como así.
Me hubiese encantado que me las entregara el mismo, pero recordé que el estaba en San Vicente en un partido de basquet jugando (con Facundo en el mismo equipo por cierto) y por eso seguramente las había enviado como sorpresa, por eso había puesto que me extrañaba, y crease o no, él me quería. Lo único que yo deseaba en este momento era su presencia para agradecerle algo que jamás en mi vida olvidaría.
Ahora entendía la cara de confusión de mi padre, seguramente el no entendía quién era Agustín y porqué en la tarjeta no decía Facundo.
Con la mejor sonrisa de idiota que tenía volvía a tirarme sobre la cama, con la tarjeta en mi pecho, cerré los ojos y por un momento me permití sentir. No sabía como iba a seguir, no sabía las cosas que podrían pasar, pero si hay algo que sabía era que necesitaba correr el riesgo de probar este sentimiento nuevo.