Capítulo 2: Eres mía

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El otro lado de la cortina roja no era muy diferente al primero, la luz era débil, demasiado tenue. Era bastante más espacioso, con tres o cuatro escalones que daban a parar a una pequeña tarima en frente de donde se encontraba Ciara. Era igual que un club de alterne.

Encima de la tarima había tres figuras sentadas en una especie de tronos señoriales y pintorescos. En primer lugar estaba un chico de unos 20 ó 21 años , tenía el pelo corto y oscuro y unos ojos dorados llenos de deseo. Su ropa era moderna e informal, propia de una persona joven. Sentada en su regazo estaba la primera chica que había traspasado la lona roja. Se encontraba desgarbada y sin vida, dejandose morder el cuello por el chico joven, el cual presentaba gran frenesí.

Ciara dejó escapar un grito ahogado, llevandose las manos a la boca. No quería llamar la atención de los anfitriones, solo quería pasar desapercibida para no correr la misma suerte que su compañera. Pero era en vano, todos los humanos que entraban en esa fortaleza tenían un destino allí dentro, nunca salían de allí como si nada.

La segunda figura era una mujer joven, hermosa, pero con unos rasgos audaces. Era rubia, de larga melena y elegantes gestos. Esta también se alimentaba de la inocente muchacha, pero en cambio lo hacía del brazo, como si de un simple trozo de carne se tratase.

Ciara apartó la mirada ante semejante espectáculo. Tenía que dejar de mirar aquello o vomitaría allí mismo. La mujer rubia detuvo lo que estaba haciendo ante este gesto de desagrado y se levantó con la mirada fija en Ciara. Bajó del altar con pasos firmes y se acercó a ella hasta que estuvo a pocos centimetros de su cara. La contempló detenidamente de abajo a arriba.

- ¿Te desagrada nuestra comida? - Le susurró en al oido con voz perversa.

Ciara no contestó a tal pregunta, la verdad, le repugnaba.

La chica le cogió fuertemente del pelo y le inclinó la cabeza ligeramente hacia atrás. Juntó sus labios, llenos de sangre, con los de Ciara y le metió la lengua hasta el fondo, dejando restos de sangre por toda su boca. Mordisqueó un poco un poco sus labios, provocandole pequeñas heridas y le liberó de su agarre.

- ¿Te ha gustado? - Le volvió a preguntar refiriendose a la sangre de su compañera, ahora sin vida.

Ciara se sentía impotente y era una sensación que odiaba. La chica que les había guiado hasta allí le sujetaba fuerte por el brazo, y aquellos seres estaban por emcima de sus posibilidades, no podía intentar nada raro o le matarían en ese lugubre lugar. Así que impulsivamente le escupió a la cara a la mujer que tenía delante.
Esta enfureció, sus ojos cambiaron a un color rojo furtivo y se abalanzó sobre Ciara clavandole la mano en el cuello y llevandole con ella hasta la tarima.

- ¡Vendrás conmigo! - Ordenó.

El primer chico, el joven, se divertía con la situación y no podía parar de reirse. En cambio el tercero que allí se encontraba, no parecía importarle nada. Contemplaba la escena con una calma aterradora, con sus manos entrlazadas delante de su cara, como si todo eso fuese normal para ellos.

- ¡Sientate! - Le ordenó la mujer a Ciara, indicándole una simple silla de madera que había entre su trono y el del tercer chico. 

- ¡Siguiente! - dijo por fin la tercera figura que allí se encontraba. Se trataba de un chico alto que tendría alrededor de 30 años. Su pelo era corto y rubio, casi dorado, y sus dos ojos marrones parecían analizar todo lo que veían a cada momento. Era atractivo y su voz era serena y seductora, pero seguía siendo uno de ellos.

Ciara no podía dejar de mirarle por el rabillo del ojo, después cambiaba su atención a la mujer que le había dado a probar la sangre y no podía quitarse todo eso de la cabeza. Su cabeza y su corazón estaban descontrolados no sabía como reaccionar ni que hacer ante ello. Estaba ya desquiciada de los nervios, con arañazos por sus muñecas y manos, la piel levantada y roja por el constante roce de sus uñas.

- ¡Basta! - El chico puso su mano derecha firmemente sobre las de Ciara para que se detubiese. Solo quería parar eso porque le estaba poniendo nervioso, pero al mirarle a los ojos, a esos ojos dulces y aterrados comprendió que tenía que ser suya. Además esa especie de humano le pertenecía.

Suyas eran todas las mujeres de edades comprendidas entre 20 y 30, pelirrojas, de ojos claros y que se dejasen dominar, pero esta vez no, él quería un reto, sabía que Ciara era impulsiva y cabezona, pero él quería dominar su caracter, quería estar seguro que podía con todas, y Ciara era fisicamente como él las elegía.

- ¡Si no sabes controlar tu posesión será mejor que me la quede! - Alzó las muñecas de Ciara tal cual las había agarrado para mostrárselas a la mujer rubia.

-¡No!- Se le encaró la mujer - tiene que pagar por su comportamiento.

Y le propinó una bofetada a Ciara, esta se llevo la mano donde la había recibido, le ardía por la fuerza empleada. El hombre le asedió la muñeca a su compañera.

- ¡Ella me pertenece! - le reprochó, su rostro había cambiado, sus ojos se habían bañado en sangre y furia - No le vuelvas a tocar sin mi permiso.

Soltó su mano y ella se sentó sin rechistar. El chico se llevó a Ciara fuera de la sala, por una puerta lateral que había.

- ¡ No soy propiedad de nadie! - le dijo Ciara luchando por si misma.

- Ahora eres mí si no quieres morir ya mismo - contestó el chico tirandole del brazo, había recuperado su voz serena y aterciopelada.

Fuera de esa habitación de los horrores todo volvía a ser iluminado, moderno y de aspecto normal. Un hombre vestido con unos vaqueros y camiseta, que parecía estar esperando, se acercó a ellos.

- Llévatela - le entregó a Ciara para que se la llevara a una habitación y que descansara.

- ¡Espera! - dijo Ciara zafándose del chico que le sujetaba, dirigiendose al otro muchacho - ¿Dónde vas?

Tenía miedo, no quería quedarse sola en ese lugar de locos con el nuevo desconocido, al menos el chico alto y rubio le había defendido de aquella desalmada.

- Tengo que volver - Espetó él caminando hacia la oscura habitación.

- ¡Espera, por favor! - repitió Ciara acelerando el paso para alcanzarle antes de que desapareciese tras la puerta. Llegó hasta donde él estaba y le cogió por la chaqueta de cuero marrón.

El chico se dió la vuelta arisco para reprenderla, pero se topó con esa mirada triste suya.

- Ve con él - refiriendose al chico que les observaba - cuando pueda me reuniré contigo.

- Salva a mi amiga - Le pidió Ciara.

- ¿Cómo dices? 

- Mi amiga está ahí dentro, es la siguiente - le explicó.

- ¿Qué me puedes ofrecer por ella? - preguntó el chico.

- ¿Qué? - Ciara estaba confusa, no sabía donde quería él ir a parar - Es mi amiga, haz algo por ella, por favor.

- Escucha - El hombre se puso delante de ella a pocos centimetros de su rostro, mostrando sus largos y afilados colmillos , le recordaba a la chica rúbia que minutos antes había hecho lo mismo, con aires de poderío y superioridad. Ciara se achicó y bajó la cabeza - Nadie me da una sola orden, lo tendrás que compensar si lo hago.

Le alzó la cabeza con sus dedos índice y corazón empujando la barbilla para obligarle a que le mirase a los ojos. Ella simplemente asintió atemorizada por lo que pudiese pasar si no lo hacía.

- Bien - él lamió las heridas que ella misma se había provocado en las muñecas sin dejar de mirarle a los.ojos, estaba disfrutando - llévatela.

Y los dos se alejaron por un largo pasillo de alto techo, mientras el vampiro volvía a aquella oscura habitación.

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Holiiii! Que tal? os está gustando? Espero que si, porque pimta bien la cosa, al menos en mi cabeza :) Bueno, si voy por buen camino y os está gustando hacermelo saber por likes o comentarios ^^

Ethan en multimedia :)

Nos leemos pronto. Besitooos aplasantees

Heartless | #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora