Simple y aburrida.
Marinette había aprendido a odiar esas palabras. En especial después de que aquella reportera poco amable se había referido a su vida con ellas. Le parecía un insulto, porque no había nada simple y aburrido en lo que le había tocado pasar.
Aunque Marinette tenía que admitirlo, su vida se había convertido en algo simple y aburrido después de tantos años. Al principio todo parecía ir bien. Excelente, de hecho. Su vida tras atrapar a Hawkmoth y hacer su identidad publica podía resumirse en perfecta. Mirando en retrospectiva no podía negar que fue una buena etapa, obtuvo amor, fama y fortuna en un parpadeo.
Pero para nada fue simple y aburrido.
A los dieciséis años atrapó a su mayor enemigo, aun cuando ello supuso la ruptura de la familia del muchacho de quien ella estaba enamorada. La captura de Hawkmoth había sido el resultado de su ingenio y astucia, su buen trabajo le fue recompensado con un monumento.
A los diecisiete tenía entrevistas con las más grandes televisoras y las personas morían por pasar tres segundos con ella. Ganó lo suficiente como para que sus padres convirtieran la panadería en una marca con sucursales por todo el país.
A los dieciocho viajo a veinte países para compartir su historia junto a Adrien. Ese año todo se resolvió con Adrien y la fortuna de su familia. Eso los hizo a los dos libres de compromiso con sus identidades de héroes. Las personas no entendieron eso.
Fue también el mismo año en que salió ese artículo de revista llamándola simple y aburrida.
A los diecinueve años, Adrien le pidió matrimonio en una transmisión en vivo. Ninguno había logrado deshacerse de su identidad de héroe y acabaron usándola para ayudar a los menos afortunados. Eran adolescentes ingenuos que se creían con la capacidad de resolver los problemas del mundo. Está demás decir que su relación se consolidó ese día y solo diez meses después se unieron en matrimonio en una ceremonia pública, para entretenimiento de la población en general.
Fue un año después que Marinette tomó una decisión impulsiva y precipitada: abandonar la escuela de moda y unirse a la policía parisina.
No es extraño decir que nadie se esperaba algo como eso.
~0~
Marinette resultó ser, para sorpresa de todos, una gran policía y una mejor detective. El detalle y delicadeza con el que trató a las telas en el pasado se transmitió a la perfección a su trabajo policiaco. Comenzó desde abajo, aun cuando el jefe Raincomprix le ofreció puestos "más a su nivel", Marinette quería ganarse esto.
Y lo hizo estupendamente. Las personas se sentían seguras sabiendo que la anterior gran heroína de parís seguía cuidando de ellos.
Por supuesto, hubo quién seguía criticándola.
Mientras Adrien se dedicada a continuar con el legado de su padre en las empresas Agreste, Marinette se dedicaba a atrapar criminales y a salir en las portadas de los periódicos. '...por supuesto, Marinette Dupain-Agreste no puede mantenerse lejos de los reflectores y la opinión pública durante dos segundos. Esta redacción agradece sus esfuerzos, pero agradeceríamos más que no siguiera destruyendo nuestros hogares con los poderes inútiles que aún posee, o que, al menos, al reponer los daños que causa no se consideré la victima...' había escrito Sabrina, quién acabo trabajando en el mismo periódico que Alya, aunque la pelirroja se dedicaba a un área totalmente distinta.
Marinette fue ascendida a detective de crímenes mayores el mismo día que se enteró que estaba embarazada de su primera hija: Emma Agreste. La prensa y el público no creían que podría con ambos trabajos y esperaban verla retirarse inmediatamente. La azabache les demostró, sin embargo, que sí podía en dos ocasiones más. Las personas comenzaron a hablar ampliamente sobre la complicada –y, aun así, increíblemente productiva y perfecta vida– del matrimonio Agreste-Dupain.
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Entonces, ¡Dilo! [Miraculous | Chloenette]
ФанфикLa gran heroína de París creía que su vida siempre sería así de simple y aburrida, hasta que se encontró con una cabellera rubia y unas caderas de infarto que llegaron a revolucionar su mundo. Aun así, Marinette Dupain-Agreste no esperaba que su vid...