El día de su boda, Marinette hizo tres promesas que de repente le parecieron muy estúpidas. En aquel momento sonaban no sólo razonables, sino románticas y útiles de acuerdo a todo lo que estaban pasando. Lo necesitaba, quizá todavía lo hacía. Frente a todos sus amigos y familia dijo unos votos que entonces se sentían correctos.
Ahora le parecía que fue muy imbécil.
Sin embargo, no podía evitar recordar ese día con cariño.
"Adrien, el día de hoy voy a prometerte algunas cosas porque te amo y siento que es la única forma en que lo sientas: nunca habrá nada más importante en mi vida que tú y la familia que vamos a hacer, no dejaré que el mundo se meta entre nosotros y yo siempre, siempre me encargaré de que nuestro amor crezca todos los días solo tienes que confiar en mí como yo lo hago en ti." Dijo Marinette entre lágrimas. Aun después de tantos años se preguntaba la razón.
Con Adrien frente a ella, se dio cuenta rápidamente que no era la única que pensaba en esas promesas.
—¿Qué estás haciendo aquí? — repitió su pregunta.
Por sobre la música y la voz de Chloe –que aún se escuchaba, aunque con otra canción– la mirada de Adrien resultaba ensordecedora.
Marinette logró encontrar su voz y se zafó del agarre en su brazo.
—Estoy trabajando — contestó susurrando.
—¿En un bar? — replicó en el mismo tono acercándose uno al otro para poder entenderse bien—. Se supone que eres policía, no una bailarina de cabaret.
Un nudo se le formó en la garganta, en muy pocas ocasiones había visto a su esposo así de enojado. Adrien deseaba hacer de su hogar un lugar amoroso y tranquilo, totalmente distinto a como él había vivido en su infancia. Eso había hecho que su carácter juguetón y tranquilo y romántico se acentuara más con los años. Por eso eran pocas las ocasiones cuando se enojaba de esa manera.
—Soy detective del departamento de crímenes mayores — aclaró intentando parecer enojada para equilibrar la balanza — y estoy segura que Chloe está bastante lejos de ser una bailarina de cabaret.
—¿Chloe?
—Si — asintió Marinette entusiasta dejando su máscara de enojo de lado — la que se supone que era tu amiga de la infancia.
Con un movimiento de cabeza señalo el escenario. Ambos giraron justo a tiempo para ver a Chloe regresar al mismo mientras le sonreía a su sospechoso. Marinette giró a verlo notando como sonreía encandilado a la flor de papel que le acababan de entregar. Al parecer el pequeño plan de Chloe iba perfectamente.
—¿Qué está sucediendo aquí? — preguntó Adrien incrédulo.
Marinette lo ignoró mientras observaba su reloj. Faltaban tres horas para que el bar cerrará. Suspiró dándose cuenta que tendría que quedarse otro rato, o irse con Adrien antes de que las personas se dieran cuenta de su presencia.
—Hablemos de esto en la casa — sentenció—. Estoy trabajando.
—Bien
Adrien frunció el ceño y bufo como si entendiera que no lograría obtener otra respuesta en ese momento. Eso hizo que se levantara con furia para dirigirse a la salida del bar. Si hubiesen estado en casa, aquel movimiento se hubiese acompañado con un portazo.
Marinette suspiro cansada con la culpa hirviendo en su cuerpo. Tardó solo diez minutos en enviar un mensaje a su agente encubierto, dejar el dinero del café y abandonar el bar. Sabia, sin embargo, que aquella noche estaba muy lejos de terminar.
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Entonces, ¡Dilo! [Miraculous | Chloenette]
FanficLa gran heroína de París creía que su vida siempre sería así de simple y aburrida, hasta que se encontró con una cabellera rubia y unas caderas de infarto que llegaron a revolucionar su mundo. Aun así, Marinette Dupain-Agreste no esperaba que su vid...