En el centro de Londres, edificio 1369, tercer piso, departamento B, dijo
Jenny leyendo el papel que el profesor Serrano me había entregado.
Nos encontrábamos en mi habitación, Jenny estaba sentada con un pierna
flexionada y la otra aplastado por su trasero.
Yo estaba en el piso, todos mis instrumentos de arte estaban a mi
alrededor, desparramados, lápiz, regla, pintura y mi pequeño caballete con
un lienzo apoyado en el.
No sabia muy bien que pintar o que hacer, así que solo me quede viendo el
lienzo para ver si un idea venia a mi cabeza pero....nada.
Mire a Demi que seguia con el papel en la mano mirandolo como queriendo
que cobre vida o algo por el estilo.
-Estoy en blanco, creo que perdi el toque. - bufé algo molesta mientras me
acostaba al lado de mi amiga con la mirada en el techo blanco.
-No creo, seguro tu cabeza esta algo desconcertada y por eso no te sale
nada. -dijo ella mientras se acostaba a mi lado.
Le saque el papel de la mano y lo observe.
En el centro de Londres, edificio 1369, tercer piso, departamento Blei lo
que decia el papel, despues lo pegue a mi pecho.
-Tu tuviste la idea ¿qué le voy a preguntar? -pregunté girando la cabeza para mirarla, ella hizo el mismo acto y nuestras miradas se cruzaron.
-No sé, esa idea me salio en ese momento, no tengo mucha imaginacion
para las preguntas -dijo y se mordió el labio inferior.
Rodeé los ojos y volvi mi vista al frente.
La puerta sonó y la mucama entro, mi madre es una famosa diseñadora de
moda, gana millones cada semana y vivimos en una casa bastante grande,
también tenemos una mucama, Mika, tal vez saque la mano de artista de
ella, capaz.
-Permiso señorita Sabatini. -pidió permiso timidamente, era una mujer adulta,
tenia el pelo rubio, atado en un rodete y la estupida vestimenta que le hacia
poner mi madre.
Mika he pedido que me digas Oriana, señorita Sabatini me hace ver horrible
dije mientras me sentaba en la cama y fruncia el ceño
-¿Que sucede? -pregunté.
-Es su madre, en el telefono. -dijo y se acerco para alcanzarme el telefono.
-Gracias. -lo tomé, ella asintió y se marchó de la habitación.
-¿Mama?, ¿que sucede? -pregunté al contestar el teléfono.
Oriana, hija, tengo unos problemas acá en la oficina, unos vestidos no se