Volver a vernos 4/4

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El tic tac del reloj lo exasperaba, pues por más que lo miraba con más odio del que lo hacía con Deku y lo maldecía entre susurros, este no avanzaba más rápido

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El tic tac del reloj lo exasperaba, pues por más que lo miraba con más odio del que lo hacía con Deku y lo maldecía entre susurros, este no avanzaba más rápido.

—Más te vale no explotarlo, ya nos debes cuatro, bro —comentó su mejor amigo entrando a la oficina, dejando el reporte del día sobre el escritorio.

Tsk, no quiero arruinar nada —confesó.

—Lo llevas bien, Bakugō. ¿Enviaste las flores? —Inquirió su amigo.

—Por supuesto que lo hice, joder —contestó, su rostro siendo adornado con una enorme sonrisa orgullosa.

Sus ojos se desviaron de nuevo al reloj de pared, sintiendo su estómago revolverse al ver la hora indicada, sin tapujo alguno corrió a Kirishima de su oficina para hacer su actividad favorita desde hace algunos meses.

Y eso era hablar contigo.

Aún le parecía irreal que le hubieras dado una oportunidad, y aunque no habías regresado a Tokio como él quería, apreciaba con cada fibra de su ser que hicieran video llamadas casi todos los días para comer y hablar sobre su día.

Su odio por Gakuto Terakado seguía presente, y seguiría hasta el último día de su vida, incluso si él no había tenido la culpa de nada, Bakugō disfrutaba culparlo de algo y hacerlo sentir mal cada que hablaba por teléfono contigo y él estaba presente.

Aunque de cierta forma, agradecía que así hubiesen sido las cosas, no le enorgullecía el haberte hecho sufrir y haberte hecho sentir menos, pero solamente de esa forma él se había dado cuenta de que tú eras la única persona con la que quería compartir el resto de su vida, y no importaba cuánto tiempo le tomara, él iba lograr reconquistarte, ya te había perdido una vez y no pensaba volver a hacerlo.

Con esos pensamientos y sintiéndose de nuevo como un adolescente, tomó asiento en su silla giratoria, colocó el celular frente a él y espero a que contestarás la video llamada mientras abría su comida.

—Hola, Katsuki —saludaste sonriente.

—Hola, (Nombre) —contestó con su sonrisa orgullosa—. ¿Recibiste las flores?

—Ah, sí. Muy bonitas las rosas, gracias —respondiste, un ligero rubor apareciendo en tus mejillas, llenando de satisfacción a Bakugō—. Sólo una cosa, deja de gritarles a las floristas, vas hacer que todas te terminen odiando y no podrás seguir enviando flores.

—No es mi culpa que todas sean unas estúpidas, ¿qué tan difícil puede ser acomodar una docena de rosas y anotar una dirección? No puedo lidiar con personas tan idiotas, Deku sabe de eso —exclamó cruzándose de brazos, recordando las peleas que había tenido por teléfono con esas floristas estadounidenses—. ¿Cómo te fue hoy?

—En primera, deja de ofender al pobre de Midoriya, ni siquiera está presente —reprochaste, obteniendo como respuesta un encogimiento de hombros de su parte, sabiendo que él seguiría insultando a Izuku—. Bastante bien, de hecho, pero ¿sabes qué? Tengo antojo de mapo tofu.

Escenarios de Katsuki BakugouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora