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Con concentración marcó una línea encima de su cabeza.

—A ver....— Cogí una cinta métrica y empecé a medir.

—135, 146, 152, 156— Y ahí paró.

—No puede ser— Empece a dar cabezazos contra la pared.

—¿Cuerpo a ti que coño te pasa? ¿No podías crecer un poco más?— Tengo la altura de un niño de primero de secundaria, esto no me puede pasar a mi, osea, Maki siempre me lo a dicho, pero como no me suelo medir pensé que era una exageración, ¡pensaba que media por lo menos más de 1,60! Y resulta que mido 1,56 miserables centímetros, bueno, siempre estará Yumeno para ser más bajita que yo

Si os preguntáis quién es Yumeno, pues os diré quien es. Himiko Yumeno es una chica que conozco desde que empecé en secundaria, peliroja con ojos marrones, aunque los primeros años de secundaria no eramos muy cercanos, nos conocimos un poco más cuando empecé a salir con una de sus mejores amigas, Angie Yonaga, aunque después de unos cuatro meses cortamos ya que nos veiamos más como buenos amigos, en estos momentos no hablamos mucho ya que ella se fue a vivir a Hawaii, pero en ocasiones Angie viene a Japón a visitar a su familia y nos podemos ver.

Al principio molestaba un poco a Himiko por su estatura, hasta que un día me supero de altura, ahí los roles cambiaron, pero la volví a superar y me sigo burlando de su altura en ocasiones, es extraño pero de tanto burlarme (obviamente lo hacía como broma y ella también se lo tomaba como broma) nos empezamos a hacer amigos, no es tan cercana a mi como Maki pero puedo confiar en ella, y por si tienes curiosidad Yumeno trabaja como actora en un teatro de Tokyo.

Ah, y también, ¿por qué me estoy midiendo? Solo me pico la curiosidad, solo esperaba con su alma que Saihara–Chan no midiese 1,80 o sea un gigante (como con Kaito) porque no le apetecia ir al médico porque se le había dislocado el cuello de tanto mirar hacía arriba.

Bueno, todavía tenía a sus pequeñas zapatillas con plataforma, cogió unas al azar para medir su plataforma, dando 6 centímetros (aunque eran las más altas que tenía), al menos tendrá la altura de Maki.

Bueno, quedaban dos días para ver a Saihara–Chan, el señor Saihara ya le había mandado la ubicación, ya tenía cosas preparadas y Maki le había dado varios consejos.

Se sentía como cuando estaba invitado a un cumpleaños cuando el era pequeño, o cuando estaba en clases o como aquella vez que casi termina arrestado y casi le ponen una multa de 1.800.000 yenes.

El típico sentimiento de: tiempo pasa más rápido que quiero que llegue la hora de:————.

Le hacía ilusión ver como Saihara–Chan a crecido.

Para pasar el tiempo y no aburrirse y sentir que quedaba una eternidad para cuidar a Shuichi fue hacía un centro comercial que estaba cerca de la casa de los Saihara.

El centro se llama Starcourt, tenía desde tiendas de ropa, a un cine o incluso lugares para comer.

Cogió su cartera y salió de su apartamento para encaminarse a la parada de autobús

Nada más llegar a la parada de autobus divisó a uno de sus vecinos.

—Oh, buenas tardes Kokichi— Un chico con pelo peculiar le saludo.

—Buenas tardes Kazuichi— Respondi y me sente a esperar el autobus.

Kazuichi fue el primer vecino que conocí, al parecer el había llegado al edificio semanas antes que yo, el chico tenía 18 años y se acababa de independizar, además de que estaba haciendo las pruebas para entrar en la universidad pico de esperanza, una de las mejores universidades (por no decir la mejor) de Nagoya.

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