Niall.
Me gustaba como salía mi nombre sin pensarlo de sus carnosos labios. Aquel cabello negro cayendo por sus hombros y creía imposible cuando sonreía, pero ella me había demostrado que aquello podía ser posible en todos los sentidos. No estaba seguro si éramos sólo amigos los nuestra forma de tomarnos las manos, pero me gustaba ser su amigo si ella cogía mi mano de esa manera todos los días. Y luego, rechazaba cualquier palabra que tenga que ver con el mero hecho de que Cora me guste. Me gustaba cuando caminaba a mi lado quejándose de los profesores mientras tomábamos un batido de mora, o cuando me dedicaba más tiempo a mí que a su novio.
Entonces, después de un mes en los que supuse que me convertí en su amigo, estudié su rostro como siempre hacía.
—¿Sabes, Niall?—empezó, emitiendo una cálida sonrisa—. He pensado demasiado en mi relación con Scott.
Me tomó por sorpresa su comentario.
—¿Entonces?—curioseé y presioné mis labios.
—Somos aburridos juntos—me confesó tomando una bocanada de aire—. Él es divertido, pero no tenemos much...
—¿Química?—interrumpí y oculté mi evidente sonrisa.
—No me refiero a eso. Bueno, un poco—ella admitió, avergonzada.
Ladeé la boca.
—¿Romperán?
Sus ojos azules se ampliaron.
—No, no—se apresuró a decir, dejándome decepcionado.
—Oh—mascullé.
El resto de la charla se basó en nuestros gustos de cualquier tipo. Ella pareció acostumbrarse a la sensación de usar tacones todos los días porque al principio, le habían molestado demasiado. Yo había manifestado sobre la música antigua o los géneros que más eran de mi agrado. Finalizamos el día pidiendo un taxi que nos llevara seguros a nuestros respectivos hogares.
Cora tenía un departamento lejos de la Universidad, por esa razón le costaba levantarse más temprano que otros estudiantes universitarios. Yo estaba pensando en mudarme al Campus, pero jamás la idea me resultó tentadora. Cora me agradaba por ser alguien independiente y con mucho esfuerzo, había notado que Scott también lo era. Scott no resultaba ser una persona grosera o desgradable, solamente tenía la personalidad de una persona sin compromisos. Pero no me iba a dar el gusto de juzgarlo cuando yo era parecido.
Me di el tiempo de llamar a Zayn, para asegurarme de que esté bien después de la muerte de su novia. Y luego marqué a Harry, pero éste no me contestó el llamado. Siempre me había preocupado por mis mejores amigos, a pesar que nos encontrábamos separados ahora. De modo que, ya no había tiempo para nosotros. Liam se encontraba mal por el tema de las drogas y no solía descolgar ninguno de mis llamados, pero repentinamente luego de darse cuenta que había estado insistiendo, me texteaba un saludo o una ridícula cara feliz. Louis estaba por otro lado, no parecía querer decirme sobre aquella chica llamada Lydia, pero él siempre saltaba de chica en chica, aunque ésta parecía no querer salir de su boca al momento de entablar una conversación.
Al siguiente día, estaba en la biblioteca de la ciudad estudiando para mi examen. Todo permanecía en silencio, así que se me ocurrió la idea de llamar a Cora para que me acompañe a repasar. Era consciente de que probablemente se aburriría más que yo, pero su presencia me tranquilizaba.
Cora se sentó frente a mí después de enviarle un texto diciéndole dónde me encontraba. Su postura se encorvó blandamente y analizó el libro que yo leía.
—Es bueno que estudies—dijo con voz cantarina y me entregó el libro.
—Lo sé. Por cierto, lamento haberte interrumpido—me disculpé con falsedad.
Acomodó su cabello fuera de su saco.
—No te preocupes.
—¿Y qué hacías?—le pregunté amablemente, dispuesto a seguir la charla.
—Estaba...—ella pausó, dudando—, junto a Scott—terminó la frase, confundiéndose a ella misma.
Bajé lentamente mi libro para verla.
—¿Dejaste a Scott por mí?—Quise saber.
Pasó un mechón de su cabello por detrás de su oreja.
—Suelo hacerlo—me respondió, nerviosa.
Entorné mis ojos, ocultando que una sonrisa aparezca en mi rostro.
—¿Por qué?—interrogué.
Su silencio pudo contestarme libremente y tomé su mano bajo la mía, dejando el libro abandonado en la mesa. La ayudé a levantarse y observé su floja mirada.
—Ven conmigo—le pedí.
Sus pasos detrás de mí eran lentos y su respiración trémula me soltaba a gritos cuán confundida estaba. Cora no era de las mujeres que se ponían nerviosas cuando un hombre les tomaba de la mano, ella era de las mujeres que les permitía sólo para buscar a fondo un porqué de su acto.
Llevé a Cora conmigo a las estanterías de la biblioteca, esperando una reacción coherente de su parte. No pude esperar más con su apropiado silencio y tiré de ella contra mí, buscando una forma más respetable para pedir besarla sin obligaciones. Sus dedos me causaron nervios al tocar mi nuca y su pecho estaba pegado junto el mío, inhalando con alteración.
—Niall—me llamó en un susurro.
Me inundé de su placentero calor, cerrando suavemente mis ojos y junté nuestras frentes a tal demasía que rozábamos nuestros labios.
—¿Hum?—ronroneé, impresionándome con el gozo.
No podía verla, pero tenía aquella extraña impresión de que sus ojos se encontraban cerrados de igual manera.
—Detén esto, Niall.
Lamento si hay algún error ya que no he corregido. Espero que les haya gustado el capítulo y si lo ha hecho, les pido que voten y/o me dejen sus comentarios, las amo xx
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taxi || n.h
Fanfiction"¿en serio creíste que era un prostituta el día en el que se conocieron?" "hum, sí" © Todos los derechos reservados.