- ¡Mamá! - la abrazo - ¿Te ayudo en algo? - estábamos en la cocina preparando la comida antes de que llegara papá.
- Sip ¿podrías poner la mesa? - me sonríe.
- ¡Sí, mami! Lo que tu pidas - voy hacia los cajones en busca de los platos y vasos - Mami - la llamo mientras agarro los vasos - ¿Mami? - al no recibir respuesta volteo y la veo, tirada en el piso, está pálida -¡Mamá! - corro hacia ella dejando a un lado los vasos -¡Mamá! ¿qué pasó? ¿por qué estás pálida? ¡dime algo, mamá! - pero no reacciona, está inmóvil, su respiración es agitada.
Saco rápidamente mi teléfono del bolsillo y llamo a emergencias.
Después de unos minutos llega una ambulancia y nos llevan al hospital más cercano, no me dejan entrar así que espero afuera.
- ¿Mi mamá va a estar bien? - pregunto al doctor que ya salía de la habitación.
- Sufrió un leve golpe en la cabeza, nada grave pero al hacerle estudios detectamos que sus glóbulos blancos no están funcionando correctamente - dice preocupado el doctor - Esto es malo pero podemos tratarlo con quimioterapias, y con el tiempo puede dar mejorías, claro, si se cuida debidamente... - siguió explicando sin que yo entendiera alguna palabra de lo que decía.
- ¿A qué se refiere con quimioterapias? - había escuchado sobre ello pero rezaba para que no fuera verdad.
- Tu mamá tiene cáncer -
Despierto sobresaltada, siento mis manos sudadas y un sudor frío recorre mi espalda, los escalofríos no se hacen esperar, volví a tener ese sueño aunque en realidad no es un sueño...
Una luz anaranjada entra por mi ventana... ¿cuánto habré dormido? Ya deben ser como las 6 pm, me estiro para después levantarme de mi cama. Mi estómago gruñe... no he comido nada... me siento todavía dormida, doy uno que otro paso tropezándome pero aguantando el equilibrio hasta llegar a la cocina.
Abro el refrigerador, saco jamón y queso y lo pongo en la mesa, solo falta...
Me tambaleo un poco hasta llegar a la alacena para luego abrirla... shit, está hasta arriba la bolsa del pan. Me pongo de puntitas pero aún así no le alcanzo, agarro un banquito y me subo en el, falta un poco, me pongo de puntitas otra vez... unos centímetros más... doy un pequeño brinco y tomo la bolsa pero... a la hora de caer pierdo el equilibrio y caigo hacia atrás.
- Auch... - me agarro el tobillo que poco a poco se torna rojo hasta ponerse morado - Chin... - me levanto con cuidado apoyándome de la pared y me acerco al refrigerador para sacar hielo del congelador.
Agarro un pedazo y lo presiono contra mi tobillo mientras me siento en una de las sillas que están alrededor de la mesa. Bueno... tengo una excusa para no ir a la escuela y no tener que pensar en ella pero... ¡no! debo ir, no importa que no quiera por culpa de una estúpida carta y de unos celos que sé que son solo un capricho de los típicos que pasan en la adolescencia, o eso quiero creer.
Debo pasar el año y para eso debo estudiar y no perderme clases, además de que mi mamá confía en mí y no puedo defraudarla. En ese instante suena el teléfono, ya me imagino quién es, lo tomo y contesto la llamada.
- ¿Ya lo pagaste? - fue lo primero que dije.
- Pero qué niña más grosera, así no se piden las cosas - puedo percibir el enojo en su voz.
- Perdón papá ¿ya pagaste lo del hospital? - digo con una voz fingida.
- Sí, ya envíe el dinero ¿y tú? -
- Ya limpié, como todos los días pero recuerda que hoy inicié las clases -
- Sí, sí - responde desinteresado - ¿Le has dicho algo? -
- ¿Sobre Jazmín? - digo intentando disimular mi enojo - No, no le he dicho nada pero si rompes con el trato no habrá dudas en que se lo diré inmediatamente -
- Ja ¿una niñita como tú me está amenazando? no me hagas reír -
- No es una amenaza, es una advertencia - deja de reírse - Yo ya tengo mis jugadas planeadas y mis piezas sobre la mesa ¿y tú? ¿ya tienes tu jugada? ¿o es que no te sabes las reglas del juego? - me cuelga sin más.
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Amor complicado
Romance- Te ves bonita - - Gracias - - Eso es todo lo que me vas a decir? - - Eh... ¿gracias por el cumplido? - - Olvídalo -