𝑳𝒊𝒍𝒚 [Vento Aureo]

Otto

Lily permaneció tranquilamente sentada mientras Giorno y Mista iban tras el enemigo. No estaba interesada en ayudar. Hacía calor y se había comprado un helado. Así que no planeaba moverse.

"Dios. No puedo creer que estén tardando tanto. Yo podría acabar esto en tan solo segundos." Se quejó.

"Lo sabemos, mi Reina. Incluso sin nosotros es grande y poderosa."

"No digan eso. Yo no sería nadie sin ustedes."

"No hay reyes si no hay reino que gobernar. Recuerden eso."

Su conversación termino allí. Se concentro en disfrutar la vista que le proporcionaba el puerto de Capri.

Nunca había estado en una playa o un puerto antes. Lo único que conocía bien era su habitación. No salía de su habitación por que se sentía que había algo en ellos. Como si alguien hubiera muerto y ahora vigilara los pasillos.

Borro esos recuerdos de su mente y observo la marea.

Le traía tanta tranquilidad. Como si se llevara sus problemas con cada ola.

"Disfrutaría mucho mas si hubiera alguien conmigo."

***

La pequeña castaña diviso el yate acercarse al puerto. Instintivamente se levanto y se acerco hacia el puerto. Ya quería ver la reacción de los demás al verla.

Siempre le gustaba ver el asombro y la felicidad en los rostros de la pandilla.

Se quedo parada en un lugar donde pudiera verla y espero.

—¡LILY!

Bruno corrió hacia ella a penas verla. La abrazo con fuerza y le levantó en sus brazos. 

—¿Estas bien? —preguntó muy preocupado.

—Estoy bien. No te preocupes.

La abrazó una vez más durante unos largos segundos antes de soltarla y dejar que sus pies tocaran el suelo nuevamente.

Los demás no tardaron en acercarse y preguntar a gritos si estaba bien. Una vez asegurado eso, le preguntaron como había llegado hasta la isla y si sabía donde están Giorno y Mista. 

La menor respondió diciéndoles lo mismo que les había dicho al rubio y al de gorro. Luego dijo que sabía donde estaban y que ella los llevaría a ellos.

Al llegar se burlo de Mista y Giorno diciendo que eran muy lentos. 

***

—Duele...

—Si. Tendrás que ir a un hospital.

—¡Ya lo se! ¡Haz algo mientras tanto!

—Esta bien.

Lily observo la engrapadora en la mano de Fugo. Supo inmediatamente que las cosas iban a terminar mal.

—Oye, Fugo...¡Oye!

La pequeña se rió de las quejas de Mista y se burlo nuevamente de él diciendo que era un lloron.

—¡¿Que me hiciste?!

—¡Son grapas! ¡Te junto la piel como las páginas de una revista! —se burló Narancia.

—Narancia, ¿envolverías su abdomen con cinta adhesiva? —pidió el de traje verde con agujeros.