Te echo de menos.

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Me levanté de un gran salto gracias a una pesadilla. Mire el reloj que había al lado de mi cama. Las 8, <<será mejor que me levante ya>> pensé.
Me tomé mi tiempo para levantarme de la cama y fui al baño a asearme y maquillarme << quien se maquilla antes de ponerse la ropa de salir >> pensó mi subconsciente, <<pues yo misma>> dije en voz alta sin esperar ninguna respuesta salvo un bufido de mi subconsciente. Media hora después salí de allí envuelta en una toalla y mi pelo húmedo y mojado. Una vez en mi habitación, me percato que la camiseta del pijama esta tira en el suelo, pero antes de cogerla me topo con uno de lo espejos que hay distribuido por mi pasillo. Me miro detenidamente, hasta que mi vista se fija en una foto que hay que hay en la pared contraria, suspiro y me giro para acercarme para ver la foto más detenidamente. Me acerco lo suficiente cuando me percato que es una foto mía con Samuel en el día de mi cumpleaños. Cojo la foto y la sostengo entre mis manos mientras las lágrimas brotan de mis ojos.

*Flashback*

<<No podía creer lo que estaba viendo Samuel había organizado esto por mi, llevaba planeandolo durante dos semanas y yo gritándole y diciéndole que le notaba muy raro. Ahora la culpabilidad viene a mi.
Me acerco a Samuel que esta en la pista del local y lo abrazo por detrás. El rápidamente se gira y esconde la cabeza en mi cuello mientras me agarra de la cintura y baila.
- Sa-Samuel yo... Lo siento mucho. Siento haberme comportado así todo este tiem....- no me deja terminar la frase y me calla con un beso.

- Tranquila cariño, es agua pasada.- sonrió a su contestación y esta vez soy yo la que le besa. Enredo mis dedos en su pelo y lo atraigo hacia mi y poco a poco nos fundimos en un tierno beso que dice todo lo que sentimos uno por otro. Samuel siempre me ha echo feliz desde que le conocí, nunca me ha fallado y siempre ha estado ahí para ayudarme en todo. Aún me acuerdo cuando iba a mi último año de bachiller y me tropecé con una mochila y caí por las escaleras rompiendome el brazo izquierdo, la pierna derecha, un par de costillas, abrirme una herida en la cabeza y dejarme inconsciente.
Cuando me desperté estaba en una habitación muy rara y totalmente diferente a la mía, cuando mire alrededor note que estaba en una habitación de hospital. Sola. Intente levantarme y justamente la puerta se abrió dejando entrar a un chico joven Moreno y con unos grandes ojos verdes. Ahí fue cuando me enamore de el. Estuve semanas agradeciéndole que me llevase al hospital y el tiempo que estuvo visitandome, que al parecer, fue una semana lo que estuve inconsciente.

No sé cuanto tiempo pasamos así hasta que tengo que separarme al escuchar un chasquido de dedos que identifico como el de mi mejor amiga, Kate.
- A ver tortolitos, sonrían - Dije Kate apuntandonos con lo que parece ser mi cámara.
En ese momento Samuel me coge en brazos y pone una pose valiente.
- Ahora puedes sacar la foto mujer.- Dice Samuel en tono burlón. Kate rueda los ojos y nos saca una foto justamente cuando Samuel me da un corto beso.- Te quiero muchísimo, Claire.
- Te quiero más que a mi vida Samuel.
Después de ese momento romántico la fiesta siguió hasta ciertas horas de la madrugada y acabe durmiendo con lo que más quería en la tierra. >>

*Fin del Flashback.*
Volví a colgar la foto mientras secaba mis lágrimas con el borde de la toalla. No se para que volvía a ponerla, total ya no estábamos juntos. Camine por el pasillo absorbiendo los mocos que intentaban bajar, me cambie de ropa, y me puse un vestido negro. Me gustaba mucho el negro, pero no para estas ocasiones, me repugnan y m causan mucha tristeza esas ocasiones. Una vez vestida decidí desayunar. Aún eran las 10 de la mañana, aún tenía tiempo. Con la tontería se me había pasado las dos horas volando. Increíble.
Al llegar a la cocina abrí la nevera y saque una cartón de leche. Poco después a la leche se le fueron sumando unos cereales, un cuenco y una cuchara.
Desayunaba tranquila y sin prisas, a mi rollo y en silencio. A veces lo único que se escuchaba era mi respiración o alguna que otra vez tosiendo.
Termine de desayunar, puse el cuenco y la cuchara en el fregadero <<ya lo recogeré después>>, dije en voz alta, y guarde todo lo demás.
*****

Termine de maquillarme y ya eran las once y media de la mañana. Aún tengo tiempo para llegar. Cogí el bolso, metí las llaves de casa, mi móvil y varios paquetes de pañuelos. Ya estaba lista.
****

Llegando al cementerio me pare en una floristería cercana a mi casa y le compre el ramo de flores más grande de la tienda. Ha costado 80 euros, pero como que me importa muy poco en esta situación el dinero, se lo habría comprado más grande incluso, se merece lo mejor.
Al llegar a donde estaba su tumba, había un sacerdote junto a su familia y amigos esperando a que comenzara. Su madre al verme, me dedico una sonrisa nostálgica y le devolví la sonrisa seguida de un abrazo.

El sacerdote empezó a hablar mientras había gente que ya lloraba, y yo me dedicaba a escuchar en silencio y a pestañear todo el rato, intentando que las lágrimas no salieran de mis ojos. Aún no, es demasiado temprano.
Después de media hora escuchando un sermón todos se fueron entre llantos y sollozos, dejándome a mi sola con mi gran ramo de flores en frente de su tumba.
Me acerque lentamente y me senté en el suelo mientras encendía un cigarro. Deje la flores a un lado y empece a hablar.
- Como en los viejos tiempos amiga.- dije antes de expulsar el humo amentolado del cigarro.- Mira Ana, te he traído un regalo, rosas rojas, tus favoritas. Te he traído el ramo más grande de la tienda, y no será el único que te traiga, lo prometo.
Le di unas cuantas caladas al cigarro hasta que sólo quedaron sus cenizas esparcidas alrededor mía.
>> ¿Sabes? Te echo de menos. Echo de menos tu sonrisa. Echo de menos la forma en la que me echabas la bronca o cuando decías " Si es que mi Claire es mucha Claire", seguido de un abrazo. Echo de menos tantas cosas... Y todas a tu lado. Las cosas han cambiado, y no han cambiado para bien, sino para mal. ¿Qué va a ser de mi sin volver a escuchar tu voz?
Estuve un rato en silencio, dejando que las lágrimas cayeran por mi mejilla.

>> No se por qué coño os habéis tenido que ir tu y tía Marian. El jodido cáncer. No se por qué coño os ha tenido que llevar a vosotras. Ahora entiendo el dicho de " a las personas buenas les pasan malas cosas". Muy bien que lo entiendo.
Las cuatro lágrimas que caían por mis mejillas han pasado a ser docenas, y con ellas han llegado los sollozos.
>> sólo quiero que salgas ya de tu escondite con Marian y me digáis que todo esto ha sido una broma y todas nos reiremos y todo volverá a la normalidad. No sabéis lo duro que es sin vosotras.- apenas puedo hablar de los nervios. Cojo aire y vuelvo a empezar.- No sabéis lo duro que es una vida sin seres queridos. VUESTRA BROMA YA HA TENIDO SUFICIENTE GRACIA, SALID DE VUESTROS ESCONDITES Y DECID DE UNA PUTA VEZ QUE TODO ESTO ES UNA BROMA. Por favor. Por favor. Por fa-favor.
No digo más nada y lo único que hago es esconder mi cabeza entre las piernas y dejar que las lágrimas broten de mi, llevándose consigo mi maquillaje.
No se cuanto tiempo paso así hasta que siento una mano muy conocida acariciandome la espalda. Sé que es el. Es Samuel.
-¿Sa-Samuel..?- consigo decir con la poca voz que tengo.
- No, lo siento... Soy Kate.- dice mi mejor amiga mientras me abraza en silencio.
Estamos así durante diez minutos hasta que Kate rompe el silencio.
-Oye, Claire, deberías irte a descansar, llevas aquí cinco horas, ya son las cinco y media. ¿Traes coche?- Asentí.- Bien, venga sube, que te acompaño.
Sonrío como puedo mientras Kate me ayuda a andar, estar tanto tiempo así me ha dejado las piernas dormidas.
Conseguimos llegar al coche en un silencio tranquilo, y agradezco a Kate que no haya preguntado nada, ya que no estoy para hablar.
- Llámame cuando llegues a casa, y si necesitas algo avísame y estoy allí en diez minutos.- me abraza.- se fuerte Claire.
- Gracias Kate. Te llamare cuando llegue y cuando necesite algo.
Pongo las llaves en el contacto del coche y me voy de allí mientras observo como Kate mira como me alejo de aquel lugar. Quince minutos después llego a casa, y le pongo un mensaje a Kate, ya que no tengo ganas de hablar con nadie.
" Kate, estoy en casa, si necesito algo te llamare ".
Después de enviarle el mensaje voy hacia mi habitación, me pongo el pijama, me quito el poco maquillaje que me queda y me hago un ovillo de lana en la cama. Sé que son las seis y poco más, pero no me apetece hacer nada más.
Me paro un gran rato a pensar, horas incluso hasta que Morfeo llega a mi y me acuna en sus brazos.

Todo es mejor a tu lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora