•|Chapter 2|•

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ꟷAtención queridos pasajeros…aterrizamos en breves minutos, es de extrema necesidad que abrochen sus cinturones de seguridad…ꟷ La voz robótica del altoparlante hizo que Dimitry abriera sus ojos poco a poco después de una breve siesta de hora y media. Aprovechó la ocasión para dar un fuerte estirón y mirar por la ventanilla. El clima no estaba muy ortodoxo, cuatro horas y media de viaje con fuertes lluvias y terribles ventiscas. El aterrizaje fue algo forzado debido a las turbulencias, pero nadie había muerto. Los pasajeros le obsequiaron sus respectivos aplausos al piloto dando paso a la recogida de sus pertenencias. Por segunda vez, Dimitry pisó suelo asiático. Bajaron del avión hasta un autobús que les llevaría a la edificación. El aeropuerto de Corea del Sur se elevaba con grandes vigas de metal y muros de hormigón armado, el joven ruso pudo ver el cielo nublado por los grandes cristales de la cubierta y se preguntó sobre el futuro por enésima vez. Viajaba ligero, una maleta de mano donde tenía algún que otro fajo de billetes y una manta.

La puerta de embargue se abrió de par en par manifestando un recibimiento solitario. Miró su reloj y precisó que ya era hora que había acordado con la trigueña para que le fuera a buscar. Compró una especie de teléfono prepago y después de agendar el número de la chica se dispuso a llamarla. Perdió la cuenta de cuantas veces le marcó. Estaba comenzando a ceder a los nervios. Ahora Jenny tenía el control de la mafia del Este de Asia. Quizás no fue prudente pedirle que le viniera a buscar al aeropuerto. La idea de que le hubiera pasado algo le erizaba los bellos dorados de su antebrazo. Peinó su cabello con desespero, relamió sus labios resecos, también los mordía con fuerza. Los dejaba más rojos de lo natural. Exprimió sus ojos intentando pensar coherente, pero relajó músculos cuando sintió el perfume de la chica rodeándole la espalda.

ꟷ¡¡Changuito!!…si vinisteꟷ Dimitry se volvió propinándole un fuerte abrazo a su utopía de amor. Palpó y besó con desespero su sedoso cabello en busca de un ápice de tranquilidad. Acarició su mejilla de forma delicada, con las mismas manos que ayer asesinaron a cuatro cabezas del gobierno ruso, y sonrió de forma sincera. Pareciera que tenía delante la pieza clave del rompecabezas de su vida.

ꟷTe hice una promesa Jenny y siempre voy a cumplirlaꟷ La chica sonrió con su correspondiente mordida en el labioꟷ ¿Por qué no me tomaste el teléfono? Casi muero en ese avión y tú solo ignoras mis llamadas…ꟷ

ꟷApuesto todo el oro del mundo que tu solo cerraste los ojos y mandaste todo a la mierdaꟷ Max Black, un poderoso cerebro personificado en un veinteañero con ojos rasgados. El acento americano del chico no había cambiado en lo absoluto.

ꟷVeo que no tengo el derecho de sentirme especial…llamaste a toda la caballeríaꟷ Jenny le propinó una de esas sonrisas traviesas a la negación de Dimitry. Se acercó a su amigo y le regaló un abrazo ꟷSigues oliendo a mierda americana…ꟷ

ꟷY tú a escoria rusaꟷ agregó correspondiendo el abrazo. Ninguno de los dos dejaba de reír por los apelativos amistosos que se habían otorgado, se había vuelto costumbre después de varios años. Jenny observaba al par con esbozo tranquilo, se había privado de esta escena por mucho tiempo. Adoraba a sus changos. El ambiente se regocijó en lo familiar, hasta que Dimitry se dio cuenta de que no estaban solos. Un chico de aspecto algo inglés y peinado Undercut, encontró cuna en los ojos de Dimitry, quedando allí por algunos segundos.

Incomodo…ꟷpensó el rubioꟷ
No le conocía. Aparentaba la edad promedio de los presentes. Se veía de la misma altura de Max, pero lo diferenciaba esa piel tan pálida, parecía muerto. Debido a la sugerente y desaprobatoria mirada de Rascalov al chico, Jenny se vio en la necesidad de intervenir para presentarlo.

ꟷÉl es Dante…un viejo amigoꟷ Dimitry se separó de Max dirigiendo su atención al intruso. Su mente maquinaba un escenario algo adverso. La mano de Dante en la cintura de Jenny, ella cerrando los milímetros de distancia. Jenny se sentía contrariada ante la reacción del ruso. Dimitry se mostraba dominante y para nada recesivo. Un desastre bélico entre dos alfas sin procedencia alguna.

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