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— Ashh, que aburrido, –Se escuchó un murmullo en aquel grupo— ¿a qué he venido yo?.— Se atrevió a preguntar a la persona que se encontraba justo a su lado; un hombre de gran musculatura y tamaño.

Este antes de responder posó su mirada en la muchacha, baja, delgada y con aspecto de una pequeña niña.

— Hemos venido hasta aquí para acabar con los caballeros sagrados que atormentan las calles, señorita.— Respondió con aquella tonalidad gruesa, y a parecer de la castaña, algo aterradora.

Ella simplemente asintió, explorando el lugar con su mirar.

— Ya veo, —Respondió mostrando una pequeña sonrisa— ¿y qué se supone que hacemos parados frente a esta construcción errónea de un hogar de familia?.

Al decir aquello la mirada de una mujer de aspecto vejestorio se posó en ella.

— Disculpe si mi morada no es de su agrado, jovencita. Hasta ahora es lo único que tengo ya que lo he perdido todo.— La forma en la que dijo aquello a parecer de los pecados fue bastante honesta, pero al parecer de ___ fue realmente hipócrita. Y en cierto punto le molestó la mirada profunda y llena de sentimientos extraños de aquella mujer.

— No pues, son cosas suyas. Yo solo di mi opinión.— Al responder aquello desvío la mirada, abultando su labio inferior y frunciendo su entrecejo.

— ___, ¿puedes venir conmigo?.— Esta vez quién habló fue king, él desde hace un pequeño rato había notado lo aburrida que estaba la chica. Y para ser sinceros de igual forma él lo estaba.

— Por supuesto, —Dijo acercándose a él— vamos ya.

5 minutos desde que se alejaron del pequeño pueblo, ambas personas avanzaban en completo silencio hacia las afueras del lugar

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5 minutos desde que se alejaron del pequeño pueblo, ambas personas avanzaban en completo silencio hacia las afueras del lugar.

— Veo que no te agradó mucho aquí...— Dijo king finalmente acabando con el silencio.

— No, para nada. Estos lugares me dan mala espina.— Dijo.

— ¿Uhm, por qué?.— Preguntó colocándose tras de ella, para así impulsar su cuerpo hasta el almohadón.

— No lo sé, esa mujer no me inspira confianza. —Suspiro— Todo el rato haciéndose la víctima y explicando cómo sucedió todo, —bufó soltando sus cabellos— sabes, aquí todos tienen piernas y brazos para defenderse, no es necesario llamar a otros para que ocupen el problema.

Al culminar el diálogo una ventisca hizo que sus cabellos revolotearan, ella solo decidió admirar mientras el hada hacia lo mismo.

— Tienes razón...—Dijo con una sonrisa— pero también existen personas que son muy débiles, en nuestro caso; aquellos que nos dejan el problema, y por ello estamos aquí.

— Lo entiendo, es solo que...me es difícil acostumbrarme, ¿ustedes van por ahí todo el tiempo salvando gente?.— Murmuró aquello sintiendo un cosquilleo en sus orejas, esta empezó a rascarse y acariciar la zona en ciertas ocasiones.

— Es nuestro deber, ___. Luego te acostumbrarás.— Dijo aquello último terminando la charla, luego se encargó de regresar junto a la chica a la zona anterior.

Al llegar allí, fue mucha la sorpresa de ambos al ver cómo un hombre era atravesado a sus espaldas con una pequeña lanza dorada.

— ¿¡Pero qué mierd-...—

El quejido nunca llegó, pues en cuánto king vio la escena, se encargó de cubrir la boca de la muchacha y esconderla en un pequeño callejón.

— Escucha ___, debes quedarte aquí hasta que yo te avise. ¿De acuerdo?.— Dijo aquello preparándose para atacar a la bestia que presenció hace unos segundos.

— ¿Pero qué coños era eso?, ¿puedes tú solo con ello?.— Preguntó alarmada, temía a por la seguridad de su amigo.

— Quédate aquí, estaré bien.— Dijo aquello último saliendo con rapidez de el callejón.

___ sentía unos nervios tremendos por lo que se coló un poco para poder ver el enfrentamiento; a diferencia de lo que ella esperaba, king esquivaba perfectamente los ataques de aquella sombra, hubo una ocasión en la que recibió un golpe que le aturdió un poco, pero segundos más tarde, miles de pequeñas navajas se presentaron ante sus ojos, cortando cada parte de la masa oscura. Provocando entonces que esta se desvaneciera.

Ante los ojos de la castaña, king se dejó caer al frío suelo al parecer buscando una posición más cómoda para respirar, inmediatamente ella corrió a su dirección sosteniendo sus hombros.

— ¡Joder!, ¿te ha lastimado mucho?.— Preguntó aún sabiendo la respuesta, este no dijo nada y empezó a toser finalmente respirando con comodidad.

— E...estoy bien, sólo fue un pequeño golpe.— Rió con suavidad, colocando una de sus manos en su abdomen, de este emanaba un aura oscura, era como si el golpe que recibió de aquella bestia le hubiese contagiado una pizca de mal vivir.

— ¿Seguro?, –Volvió a preguntar— debemos irnos ya, los chicos deben tener una gran pelea si esto nos tocó a nosotros.

Y ella sin esperar, se arrodilló junto a él, acomodando uno de los brazos ajenos tras su cuello, para ayudarle a levantarse.

— ___, no es necesario, créeme.— Dijo, más sin embargo fue ignorado.

El camino en dirección al grupo fue algo lento, ella avanzando con todo el peso del muchacho encima y sin una poca de ayuda no fue un gran beneficio. Pero eso no le impidió llegar

— ¡___!.— Gritó ban al ver la escena; tal y como esperaba la chica, ellos al igual tenían una pelea contra esos seres extraños. Solo que, a diferencia de la anterior, en lugar de pelear uno contra uno, el único que se molestaba en atacar aquellas sombras era el rubio.

Pero había algo diferente en él, sus ojos ya no tenían esa hermosa tonalidad jade, ahora eran completamente oscuros, y su frente estaba cubierta por una mancha extraña.

— ¿Qué significa todo esto?.— Se cuestionó en voz alta, esperando una respuesta de su subconsciente, o de alguno de los presentes.

— Estamos a inicios de una guerra santa, ___, lamento que tengas que presenciar esto.—

Voy a protegerte. «Meliodas x tú.» EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora