CAPÍTULO II

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Naruto y Sasuke se habían teletransportado gracias a las habilidades ninja del pelinegro. Se encontraban en un bosque con árboles de troncos gruesos y altos, un bosque espeso. Ahí nadie podría escucharlos ni verlos.
—¿Qué? —dice Sasuke con un tono antipático.
—Sigues siendo el mismo —expresa Naruto con una pequeña sonrisa y la mirada hacia el suelo. —He venido a pedirte que vuelvas a Konoha, no he dejado de pensarte un sólo día. He luchado y entrenado tanto por este momento, no me rendiré fácilmente.
—Tsk ¿Por qué volvería a ese basurero? Además, no tendría a dónde ir. No tengo motivos —responde engreído.
—Sí tienes motivos, yo- Konoha ha sido tu hogar desde el principio. No tienes ni la más remota idea del dolor que me has causado, aunque gracias a eso ahora soy más fuerte que antes- dice Naruto con el corazón en la mano.
—Lograré mi objetivo y ejecutaré mi venganza, sin importar quien se ponga en mi camino- explica Sasuke.
—Además... sí tienes a donde ir. Todos están esperándote, somos tus amigos. Y si no tienes donde dormir, puedes quedarte en mi casa, no me importa lo que tenga que hacer, ¡si tengo que compartir mi cama con otro hombre lo haré!—responde Naruto alzando la voz y mirando hacia un costado con el seño fruncido.
—¡Qué estupideces dices, usuratonkachi!—grita Sasuke un poco sonrojado, aunque se notaba la furia dentro de él.
—¡Esta venganza sólo te destruirá más, Sasuke! ¡¿Que acaso no lo entiendes?! —dice Naruto desesperado.
—¡Sharingan!
Naruto cerró los ojos y empezó a sudar, ya había probado el poder del sharingan, y no tenía planeado entrar en combate contra Sasuke. El silencio lo atormentó, nada sucedía y eso era demasiado extraño.
—¡Ja! Tranquilo, miedosito, sólo quería comprobar si seguías siendo el mismo cobarde de siempre—presumió Sasuke.
—¡Oye! ¡Idio- —Naruto fue interrumpido por la mano de Sasuke tapando su boca.
—Antes de irnos, tengo que asesinar a Orochimaru. ¿Me ayudas? —propone Sasuke mirando fijamente a los ojos azules de Naruto, con esa mirada tentadora que sólo él poseía.

Naruto asintió con la cabeza con una sonrisa y el seño fruncido, la felicidad habitaba cada milímetro de su ser. Miró a Sasuke con los ojos llorosos y le dijo que luego de esto, nunca se alejaría de su lado sin importar la situación en que se encuentren, Sasuke le devolvió la mirada y luego la desvió mirando al vacío, pensando «Él es el único que puede entender lo que yo siento, y yo lo mismo con él». Se teletransportaron rápidamente de vuelta al escondite de Orochimaru, como Sasuke conocía  peefectamente el camino a su habitación se dirigieron hacia esta sin más preámbulo.
Orochimaru yacía en su cama, con el cuerpo enfermo y débil. Kabuto estaba atrapado en el jutsu de Yamato así que no había nadie que lo pudiera defender. Con su espada, Sasuke atravesó la puerta de la habitación donde se encontraba Orochimaru y utilizando su chakra de naturaleza de rayo la extendió hasta el pecho del hombre serpiente, haciendo explotar la puerta —¿Así que me vas a traicionar, polluelo?—le dijo Orochimaru—¡Nunca podrás vencerme! Eres muy poderoso, pero todavía no más que yo.
—Tsk. Y aún así hiciste todo para obtener mi cuerpo junto con mi poder. —respondió Sasuke de manera calmada.
—¡Ahora muere! —exclamó Orochimaru, saliendo de su cuerpo y revelando su forma original, una serpiente blanca terrorífica y asquerosa, con la cara similar a la de Orochimaru.
—Así que ésta es tu verdadera forma... ¿quién lo diría?—comentó Sasuke, para luego descuartizar a la serpiente.
Naruto se encontraba parado un metro y algunos centímetros detrás de Sasuke, estaba listo para atacar —¡Vaya! Eso fue más fácil y rápido de lo que pensé—expresó el rubio de ojos azules.
—Ya. Vámonos, Naruto.

Comenzaron a caminar en busca de los demás, Naruto concentró lo que le quedaba de chakra para contactar al capitán Yamato con la ayuda de la semilla que le había dado. Una vez se encontraron, Naruto les explicó lo sucedido.
—¡Sasuke-kun, sabía que volverías!—exclamó Sakura sonrojada.
—Ya es hora de irnos. Rápido, andando—interrumpió Yamato.
—¡Sí! ¡Vámonos!—respondió Naruto entusiasmado, con esa sonrisa de oreja a oreja que tanto lo caracterizaba.
«Creo que me acabo de dar cuenta de que esa sonrisa me hacía falta» pensó Sasuke aliviado, aunque sin expresión alguna en el rostro.


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