𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 3: 𝕬𝖗𝖆𝖈𝖓𝖔𝖋𝖔𝖇𝖎𝖆

15 4 1
                                    

Mi despertador sonó 8 de la mañana, aunque yo recordaba haberlo establecido para despertarme 10 minutos más tarde. Amanecí con un dolor de cabeza parecido al del día anterior, aunque de un mejor ánimo, porque creía que está pesadilla, al fin había terminado.

Bajé a tomar mi desayuno, rezando porque todo fuera distinto, iba con las expectativas más altas que mi ego (y vaya que mi ego es muy alto); hasta que en la escaleras, ví a mi madre con el pijama y la misma taza de café y entonces supe que algo para nada estaba bien.

– Hola Raúl, corre a desayunar que los hotcakes se te van a enfriar. – Me dijo mi madre, con su habitual taza de café en las manos.

– Maldición, yo que creía que todo había sigo un sueño – pensé mientras iba desganado a comer mi desayuno.

– ¡Delicioso, literalmente los mismos hotcakes de hace 3 días, solo que recién hechos! – dije en voz baja para que mi madre no me oyera y sospechara que algo iba mal.

Cómo ya sabía que era el mismo día, y suponía que se me iba a hacer tarde, decidí tomarme mi tiempo para cada cosa, tardé bastante en cada acción, disfrutando cada momento como jamás lo había hecho. Básicamente me había resignado a aceptar que viviría lo mismo una y otra vez; hasta que empecé a sentir que algo corría por mi hombro, cuándo volteé de reojo, ví una gran araña posada en mi hombro, ahogue un grito para no asustar a nadie y cuando estaba dispuesto a matarla con el periódico que estaba en la mesa, ¡YA NO ESTABA!

– Vaya, cuando creí que las cosas no podían ponerse más raras, me pasa esto; creo que tanto estrés me está haciendo muy mal – pensé y decidí seguir con mi «habitual» día.

Una vez terminado de desayunar, tomé mi habitual ducha, elegí mi outfit del día y saqué mi teléfono para corroborar la hora.

– ¡Genial, son 8:45! ¡Justo a tiempo para tomar el autobús! – dije en voz alta mientras bajaba las escaleras.

Tomé mi almuerzo y salí corriendo a tomar el autobús escolar. Dentro del transporte, (como ya era habitual), tuve que sentarme junto al tipo con la boca abierta, al cual decidí denominar cómo «jabba».

Al llegar a la escuela, bajé del bus y me detuve a admirar la escuela un momento; cuando estaba ahí parado frente, noté algo muy raro que jamás había visto, el logo de la escuela estaba lleno por pequeñas arañas color rojo. Al percatarme de ello, busqué a alguien para preguntarle si veían lo mismo que yo, pero de un momento a otro, el logo de la escuela regresó a ser de un color sólido y para que no pensaran que estoy loco ignoré este detalle y seguí mi camino.

–Vaya, está es la segunda vez que me pasa en el día, esto está empezando a preocuparme; sólo quiero esto acabe de una vez por todas – Pensé mientras caminaba hacia la puerta de la escuela con el corazón colgando de un hilo.

Seguí mi rutina diaria, recogí mi horario (las horas , como ya era de esperarse, estaban acomodadas de la misma forma), Scott me presentó toda la escuela y yo, tuve que asistir a todas y cada una de mis clases.

Las imágenes de las arañas, no salían de mi mente, por lo que no me pude concentrar en ninguna de las asignaturas. Al ser medio día, tuve mi habitual receso para degustar mi lunch.

– Un delicioso sandwich de salchicha, ¡Mmmmmm! – dije antes de que le diera la primer mordida y después ocurriera una tragedia.

Justo cuándo aparté el sándwich de mi boca, sentí un horrible escalofrío al ver el relleno de este... ¡Estaba lleno de arañas!, Por lo que lo aventé al piso y después lo pisé con todas mis fuerzas. Scott al ver esto, se acercó para preguntarme si estaba bien.

– ¿Te encuentras bien? –
– Si Scott, gracias... Es solo que mi sandwich tenía algunas arañas dentro – Le dije y seguido de ello, el revisó el sándwich y sorprendido me miró.
– Amm... El sándwich no tiene nada Raúl, ¿Estás seguro de que estás bien?–
– Sí – Le respondí a Scott – Es solo que el día de ayer no dormí muy bien y creo que eso me está afectando, pero gracias por preocuparte. –
– Bueno... Cualquier cosa que necesites, sabes que cuentas conmigo – Me dijo.
– Gracias Scott, cualquier cosa yo te aviso – Respondí con una sonrisa un poco fingida.

Al terminar la escuela, regresé a mi casa en el transporte escolar y seguí religiosamente mi rutina de los dos días anteriores. Ya lo tenía tan robotizado y automatizado, que ni siquiera pensé en las acciones que estaba realizando, solo las hacía:

Primero, pronuncié las palabras
«Ya llegué má», lo más fuerte que pude. Subí a mi cuarto, me quité los zapatos y en su lugar, puse mis cómodas pantuflas, Hice un poco de tarea y como mi mamá no llegaba, bajé a buscar una ramen instantánea (está vez regresé a mi primera elección, ya que la otra sabía horrible) Ya con mi "sopita" echa, subí corriendo las escaleras y (nuevamente) derramé un poco de caldo en ellas, así que tuve que limpiar; seguí con el viaje a mi cuarto y me puse a ver videos en YouTube, está vez, estaba tan estresado del horrible día que estaba teniendo, que apenas termine de comer mi sopa, empecé a cabecear de sueño y como estaba harto, decidí que solo por ese día, dormiría muchísimo más temprano, esperando y rezando, por qué el siguiente día (ahora sí), acabará este martirio.

Si supiera en ese momento lo que me esperaba por un largo, largo tiempo...

Deja VúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora