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¿A dónde me lleva?

Hace más de media hora que estoy sentada en un auto en la parte del copiloto a lado de Eliot y este ni siquiera a dicho una palabra de hacia donde nos dirigimos.

Su reacción fue bastante inquietante para mí, en cuanto le dije aceptaba su propuesto, me tomo del antebrazo y me jalo hasta que llegamos al auto y me hizo entrar, para después hacerlo él y conducir a no sé dónde.

Y así, es como hemos llegado aquí.

—Baja. —iba tan distraída que no me di cuenta de cuando paro, se bajó del auto y abrió la puerta de mi lado. Al ver qué no hice caso a su petición volvió a tomarme del brazo, de una forma bastante brusca a mi parecer y me llevo con él.

—No me agarres así —mencione cuando su agarre comenzó a lastimarme —. Puedo caminar perfectamente por mi cuenta, y no soy un perro — por supuesto él no me hizo caso, así que simplemente me safe de su agarre. Él me miró de mala manera, aunque obviamente yo lo ignore.

Minutos después pude apreciar que estábamos frente a la puerta de algún tipo de cabaña, está parecía algo pequeña sin embargo, lo más raro es que estaba en medio de la nada, si, no había nada más que aquella cabaña en metros a la redonda. De pronto, aquella puerta se abrió, dejando ver a un hombre mayor y con una gran barba blanca y esponjosa.

—¡Ja!, Tomen eso, mi sentido del olfato aún funciona. Pude distinguir tu olor a metros, Eliot.

—Bien por ti, Thomas —oh, pero que grosero es este chico —. ¿Nos invitas a pasar? — él hombre que Eliot había nombrado como Thomas, asintió y se hizo a un lado para dejarnos pasar.

Una vez que ya estábamos dentro, el hombre azotó la puerta y se acercó a Eliot.

—De pequeño eras mucho más cortés, ahora eres igual a tu padre —a Eliot pareció no importarle y solo rodó los ojos, ¿Qué le está pasando a este Alfa doble cara?, ¿Está mostrando la otra parte de la moneda? —, en fin, ¿A qué haz venido?

Vine por lo acordado.

—Oh, ¿Estás seguro?

—Muy seguro —de repente sus miradas se dirigieron hacia mi, ¿Ahora yo estaba incluida en aquella plática? —. Esta es la chica

El hombre con barba esponjosa camino hacia mi y comenzó a rodearme, al parecer me estaba, ¿Evaluando?, Si, eso parecía.

—Bien, te haré un contrato mágico.

¿Qué?

Espera, tú no me dijiste nada de eso — si antes me encontraba asustada ahora sí que estaba entrando en pánico —. No voy a firmar un contrato mágico contigo, y es mi última palabra.

—Bien, si ella no está de acuerdo no puedo hacer nada por ti, Eliot.

Eso enojo al Alfa, ¿Y como lo sé?, Simple, sus ojos cambiaron de color a ese característico rojo que solo él puede poseer. De un momento a otro se acercó a mi y creo que trato de intimidarme, aunque, no funcionó.

—Tu fuiste la que acepto. —Me susurró

—Si, pero no sabía que tenía que firmar algún contrato mágico.

—¿Y qué creíste?, ¿Qué confiaría en tu palabra?, ¿O que te daría la marca? —no sé porque, pero esa última palabra, no lograba recordar su significado del todo, pero me pareció interesante y hasta un poco importante, aunque no por ahora —, vas a decir que si y vas a mantener tu espíritu cooperativo, o te mantendré encerrada en un calabozo hasta que te pudras ahí, ¿Oíste?

—Ahora escúchame tu a mi —me acerque un poco más a él casi hasta tocar nariz con nariz, de una forma amenazante a mi parecer y aunque él estaba agachado para poder alcanzarme por la diferencia tan notable de estatura, no iba a dejar que ese tonto me hiciera sentirme pequeña —, ya escuché lo que tú quieres recibir, pero, ¿Qué me vas a dar a mi?

—Ya te lo dije, tu libertad —a estás alturas, eso ya no es tan prometedor.

—Es muy poco, ahora no solo quiero eso —sus ojos se abrieron un poco más en un tipo de expresión sarcástica y de sorpresa a la vez —. Primero, quiero que dejes libre y en paz a la niña a la que tenías en ese calabozo, yo quiero hacerme cargo de ella. En segunda, deseo que me des algo que he buscado por años y que sé que tú tienes... Quiero el libro de la primer luna.

Exiges demasiado, chiquilla —tomo un mechón de mi cabello y lo acercó a él como si disfrutará del aroma —. ¿Y si yo no tengo aquel libro?

—Ese es tu problema, consíguelo, aunque tú y yo sabemos que ese libro solo puede tenerlo alguien como tú —por unos segundos el silencio gobernó hasta que una sonrisa apareció en su rostro —. ¿Trato?

—Trato. —tomo de mi mano la cuál le había ofrecido en forma de cierre para lo ya hablado.

—Bien, ya que ambos se pusieron de acuerdo voy a explicarles esto —la voz de aquel hombre nos hizo separarnos y verlo directamente a él —. Los contratos mágicos no son algo con lo que se puede jugar, si alguno de los dos no cumple su palabra o intenta jugar sucio el contrato se romperá y dejará secuelas en alguno de los dos, como marcas, hechizos hechos por el contrato como una forma de pago, entre otras —bueno, al menos si el Alfa rompe su palabra el hechizo me premiará, aunque, no me importa mucho obtener otra cosa de él más que aquello que le pedí —. Dadas las circunstancias, el sello que firmara el contrato estará en tu cuello muchacha, en forma de marca sagrada, como si Eliot te hubiese marcado como su luna, pero solo para mantener las apariencias, mientras que el tuyo Eliot estará donde la magia decida conveniente, ¿Esta bien? —el Alfa asintió —, entonces, empecemos.

—Bien, tu dinos que hacer Thomas.

Durante algunos minutos ese hombre estuvo dibujando algunos símbolos en el piso mientras susurraba algunas palabras que no logré entender del todo, cuando finalizó nos miró, específicamente a Eliot, y asintió.

—Coloquense en los puntos neutros dentro del círculo —cuando menciono eso, avance hacia la parte que no tenía símbolos ni nada dentro de aquel círculo, y cuando ambos estuvimos en los lugares indicados, aquel círculo dibujado se iluminó y se levantó como si estuviese en 3D, la magia es tan increíble, y no dejaba de sorprenderme.

—Όλα όσα πρέπει να είναι ενωμένα θα ενωθούν, όλα όσα πρέπει να σφραγιστούν θα σφραγιστούν και όλα όσα είναι προκαθορισμένα μαζί θα τελειώσουν, ενώσουν αυτές τις δύο ψυχές και θα κάνουν τις επιθυμίες και τις επιθυμίες τους να εκπληρωθούν. —reconocí el idioma de inmediato, griego. Thomas guardó silencio unos minutos, y durante ese silencio pude observar a las figuras 3D elevarse un poco más y girar sobre nosotros.

Presiento que lo que viene no me va a gustar.

En cuestión de segundos aquella figuras dejaron de girar y se dirigieron con una velocidad impresionante hacia mi, cuando menos me lo espere esas cosas me empujaron con tal fuerza que me hicieron caer, para después empezar a incrustarce en mi cuello.

Se sentía horrendo, era como si estuvieran quemando mi garganta, o como si me hubiese comido miles y miles de vidrios pequeños, era demasiado doloroso, y lo peor de todo es que no podía ni gritar, solo podía tomar mi cuello en señal de dolor, hasta que de pronto... Todo cesó.

Me levanté un poco y del otro lado, pero de igual forma en el suelo, pude admirar a Eliot, quien me miraba de una forma extraña.

Esta listo.

Listoooooo, por fin lo acabe, me gustó muchísimo escribirlo, se sintió increíble imaginarlo todo el irlo plasmando.

Aquí esta lo que dice el párrafo en griego, es una parte significativa para la historia: Todo lo que deba ser unido se unificará, todo lo que deba ser sellado se sellará, y todo lo que esté predestinado junto terminará, unan estas dos almas y hagan qué sus deseos y anhelos sean complacidos.

Esclava del Alfa. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora