Parte 3

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BIlly caminó hasta la sala en donde se dispuso a revisar su rodilla afectada por el accidente, miro a Cero quien estaba recostada en uno de los sillones y sonrió a si mismo. Tres estaba apoyado en el desayunador leyendo un libro de idiomas mientras repetía lo que leía en voz alta.

-Signorina, vuoi un gelato? (Señorita, ¿quiere un helado?)- Javi le habló en italiano a Cero.

-Mi piacerebbe- respondió aún a ojos cerrados.

-¿Cómo sabes ese idioma?- buscaba en el libro que quiso decir -¿Que dijiste, niña?

-Que sí, me gustaría- suspiró -Viví dos años en Italia- Se levantó- Creí que sabías italiano

-No seas tonta, no sé hablar italiano- frunció el ceño.

-Pues deberías aprender francés- sonrió pícara refiriéndose a Dos. Se sentó junto al rubio.

Cuatro la miraba de reojo, pues se sentía tensión cada vez que estaban uno cerca del otro, no dijo nada y aceptó su compañía. No le molestaba estar con ella, de hecho, adoraba tenerla cerca y eso Cero lo sabía perfectamente. 

Cinco se arrimó a ver la herida del contrario, quien rápidamente hizo que se fuera. No quería que sintieran "pena" por una simple rodilla lastimada. La joven se levantó de su lado y caminó hacia el mexicano para tomar un recipiente con agua tibia.

-¿A dónde vas?- cuestionó con preocupación sin pensar.

Todos voltearon a verlo, pues estaban sorprendidos de que Cuatro se lo viera preocupado porque Cero se fuera de su lado. Siete comenzó a reír y los demás entendieron el porqué, todos menos ___ quien estaba igual de confundida que el rubio.

-Vaya vaya- soltó Tres con picardía.

-¿Qué ocurre aquí?- la doctora apareció nuevamente.

-Supongo que a Cuatro le interesa alguien- Dos habló para luego señalar con la mirada a Cero.

Nuestra chica ignoraba lo que decían y volvió junto a Billy quien se encontraba con las mejillas ardiendo ante los comentarios de sus compañeros. Amelia no dijo nada y simplemente desvió la vista de esa situación. Aunque no lo dijera, aún sentía algo por Cuatro, era muy evidente.

-Permiso- Cero se posicionó frente a Cuatro -¿Puedo?

Señaló su pierna y el contrario asintió. Ella se arrodilló quedando frente a él a una altura algo comprometedora ante la vista de los demás. Uno, quien estaba llegando de quién sabe dónde, se encontró con aquella escena y rápidamente comenzó a reír de una forma algo atrevida.

-Por favor, vayan a un maldito hotel o simplemente a sus habitaciones- regañó a ambos.

-Mira, idiota- miró al líder -Estoy harta de sus comentarios, me gustaría aunque sea entenderlos... Imbéciles- dijo esto último en un susurro y continuó limpiando la rodilla del rubio.

-Está bien que estemos muertos pero no hay que negar ciertos sentimientos- aclaró el afroamericano.

-O necesidades- soltó la rubia.

-¿Perdón?- Cero volteó a verlos molesta -Creí que al morir los problemas desaparecen

-Es cierto, muñeca- Javi apoyó a la menor -Al igual que el colesterol desaparece

-No más impuestos- habló Cinco.

-O novias traicioneras- agregó el rubio mientras miraba a la doctora.

-Vi y oí suficiente por hoy- Uno tomó algunas galletas y se dirigió a su cuarto.

- SÍ, yo creo que también- vendo la rodilla de Cuatro y se fue.

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