Cuento de hadas

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Había llorado, una y otra vez, no dejaba de llorar y su compañera estaba asustada.
Cata estaba inusualmente preocupada por él, incluso con él poco dinero que había regresado les había permitido pagar la renta, entonces Magnus no salía a trabajar, aunque solo llevaba un día ahí, aún no se había quitado el traje, había dormido toda la noche.

—Magnus... no lo sé, no estás bien, ¿Qué te sucedió? —Cat iba a salir a desayunar, pero decidió quedarse en casa, para desayunar con el moreno, que no había probado bocado, mucho menos le había hablado.

—Le bese— cuando Magnus lo admitió comenzó a llorar de nuevo, como si no le hubiese llorado lo suficiente — Era mi única maldita regla, pero como si fuera un niño hormonal me deje llevar, diablos Cat él fue mi Ragnor.

Ambos siguieron llorando, mientras Cat encontraba la manera de consolarlo antes de que le obligara a levantarse de ahí, e irse de maldita fiesta, una fiesta donde esos ojos azules se le borraran si no del corazón por lo menos de su mente.

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Alec estaba recién alistado, había estado acostado el resto del día de ayer y esa mañana.
No había ni siquiera agarrado el teléfono, donde la compañía le había estado hablando, Jace también, pero no sería capaz de ver a Jace en mucho tiempo, no después de lo que le había arrebatado, él le había quitado a Magnus, aunque estudiando la conversación en su mente tal vez Alec lo había ahuyentado solo.

Sonó el timbre, estaba levantándose de la cama, si era Magnus... podría hacerle entrar en razón, pero cuando la puerta sonó fuertemente supo quien era: Jace.

—Alec, dime que no te haz matado, ABRE LA MALDITA PUERTA—Volvió a tocar la puerta como si la fuese a tirar, así que el ojiazul le abrió.

Pero no lo dejo entrar.

—Yo que tú me iría, sabes que no te quiero aquí, quiero estar solo.— Estaba cerrándole casi la puerta cuando Jace volvió a abrir la boca.

—Vaya, ahora resulta que si querías al chico de pacotilla — Jace tenía una sonrisa, pero fue la última que tuvo el rubio, por lo menos en los próximos minutos, porque el chico de cabello azabache se le lanzó entonces cuando la puerta se estaba abriendo.

La pelea comenzó entre ellos, golpes iban y venían, la ira había cegado un poco a Alec.

Estaban después sentados, cuando Raphael había mandado a la seguridad para pararlos, no podía manchar así el suelo.

—Eres un idiota, sino fuera porque no me diste en la cara ahora seguiríamos en el suelo. — Le dijo el rubio al de cabello azabache.

—SI TU NO FUERAS UN IDIOTA MAGNUS SEGUIRÍA CONMIGO—negó con la cabeza.

Raphael estalló por completo.

— LOS DOS SON UNOS IDIOTAS, ASÍ QUE SI SIGUEN ASÍ TENDRÉ DE SACARLOS— Se fue Raphael.

—Bueno, necesitamos una bebida mientras hablamos —Se paso como si de su casa se tratara, Alec estaba más sereno así que lo permitió.

Las palabras fueron dichas, una a una, la explicación se había dado, y ahora el corazón de Alec seguía roto, y la culpa azotaba al rubio.

—Eres un idiota, yo soy idiota todo el tiempo, pero tu hermano... esta vez fuiste más idiota que yo— Le dijo mientras se paseaba de un Aldo a otro — Tienes que ir y pedirle perdón.

—¿Crees que es así de sencillo? No Jace, no puedo llegar con mi cara de idiota  y decirle Magnus, lo siento porque mi hermano te dijo callejera y después también yo — Estaba mas sarcástico de lo normal, se estaba poniendo hielo en el golpe de la mejilla, mientras Jace llevaba el hielo pegado al costado.

—Hasta yo te golpearía por una disculpa así — Tomo su suéter, para poder buscar las llaves del auto — Tienes todo el camino de aquí a su casa para pensar algo mejor.

—Yo... él

—No me digas que no tiene casa — Jace parecía un tanto espantado hasta que vio la cara del otro– las direcciones se consiguen rápido.

—Es mejor solo ir al aeropuerto y volver a casa —El chico con ojos azules tomó el saco cuando vio al rubio salir.

En su mente pasaban muchas cosas mientras esperaba el elevador, mil ideas por hora, Magnus perdonándolo, otra Magnus dándole una oportunidad de no ser un estupido, Magnus golpeándole pero perdonándolo, Magnus tal vez hechandole de casa, para nunca más quererlo ver.

—Yo no se como puedo hacer algo, lo mejor es irme, es lo mejor Jace.

Alec estaba centrado en el botón de la pared, sabía qué tal vez se había pasado, había sido un gran cabrón, pero esperaba ¿esperanza? No sabía realmente si quería que Magnus le diera esperanza o solamente le diera una nueva oportunidad, donde ahora serían felices para siempre.

Pero esto no era un cuento de hadas, no podía ir a donde fuera que Magnus viviera, y llevarle una flor para pedir perdón.

El elevador llegó, pero cuando las puertas se cerraron el rubio parecía harto.

—Puedes por una vez dejar de pensarlo tanto, no tengo a Clary por pensar así —Era Jace que estaba bajando con él, en el ascensor.

—¿Crees que Magnus es como Clary? No, no lo es... él simplemente es otro tipo de persona realmente él podría ser incomparable.— Alec parecía tener una gran sonrisa, que a ojos de cualquiera solo desbordaría amor, pero para Jace esa mirada tenía tristeza.

—Hermano mío, lo que te digo ¿Crees que pensarlo tanto hará que Magnus vuelva? Anda y ve, ve y escala esa torre ve por tu príncipe —En ese momento se abrieron las puertas del elevador, Alec salió disparado.

—NECESITO UN CARRUAJE Y UN CUENTO DE LA BELLA DURMIENTE.—dijo yendo a la oficina de Raphael, tenía que darle la dirección de Magnus.

Tenía que ir por su Aurora.

SOLO FALTA EL EPILOGOOOOOOO.
¿Magnus le perdonara?

¿Quieren un extra de la conversación de Alec y Jace?

Handsome boy [TERMINADA]Where stories live. Discover now