I) Caife Gaelach

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¡Art dibujado por Ide_lando (Twitter)! Muchas gracias por el regalito. 🐍💙💜✨

Mierda, mierda, mierda

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Mierda, mierda, mierda. Ya acaben con mi sufrimiento. Era lo único que pensaba Jiāng Chéng sentado frente a un escritorio de mierda cumpliendo con papeleos de mierda.

Estaba malditamente estresado con tanto trabajo que llegaba en forma de papeles a su vida. Por Dios, estaban en el puto año 2080 y él seguía usando papeles para firmar o establecer contratos. Entendía perfectamente que los robots podían encargarse de todas esas cosas, pero resultaban ser tan imbéciles a la hora de informar sobre lo que venía escrito. Era como si el lenguaje de leer no existiera en ellos.

También podía hacer contratos, reuniones, charlas o papeleos mentales, pero hasta la tecnología futurista que todos aman (excepto él, claro) tenía problemas a la hora de hacer las cosas. Ya ha tenido que aguantar tantas quejas por culpa de eso, que mejor, prefiere hacerlo todo por él mismo.

En resumen: la tecnología futurística tan esperada por todos en los años pasados, es una reverenda mierda.

O por lo menos Jiāng Chéng lo pensaba así.

—¡ChéngChéeeeeeeeng!

Lo que le faltaba, más problemas.

—¿Qué mierda quieres, Wèi WúXiàn? —No estaba de ánimo, ni siquiera un poco, y eso se marcaba en su voz y gestos.

—Hola también, me encuentro genial, gracias —dijo con sarcasmo el mayor. Jiāng Chéng simplemente rodó sus ojos y musitó 'Imbécil'—. Te tengo una propuesta. Bueno, mejor dicho, es una invitación obligatoria.

—Si se trata de ir a perder el tiempo acostándome con quién se me cruce, olvídalo —sentenció, volviendo a dirigir su mirada a esos putos papeles que quería quemar—. Y eso incluye robots.

—Hey... Pero los robots te pueden proyectar a la persona de tus sueños... —Formó un infantil puchero y habló entre dientes—. Aunque sigo prefiriendo la carne real.

—Te invito a que te calles y te vayas derechito por donde mismo viniste. ¿Sí? Gracias —Lo que menos quería era escuchar a su hermano mayor hablando de sus jugarretas nocturnas.

Wèi WúXiàn se acercó más a él, sentándose encima del escritorio. E ignorando todas las maldiciones que recibía de su estresado hermano, continuó: —Vamos a ir a mi Bar favorito, porque tú... —Colocó uno de sus dedos en la frente ajena obligándolo a levantar la vista de la montaña de papeles— ...necesitas un trago.

—Lo que necesito es que te largues.

—Y un trago —Sonrió complacido—. Y en el bar donde voy, crean los mejores cócteles del mundo.

—Ja, como si esos robots de mierda hicieran algo bien —Apartó el dedo ajeno que aún se encontraba posado en su frente y se recargó hacia atrás, dejando descansar su espalda algo entumecida—. Ya me bastó con la única vez que fui a un bar de renombre y el bartender robótico me terminó tirando el cóctel en la cara.

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