El recorrido al hogar del Jade fue tranquilo. Demasiado tranquilo realmente. Lán Xīchén al darle las indicaciones al conductor automático, su atención se dirigió al durmiente menor que usaba su regazo como almohada, y a Utena que usaba a este con la misma razón. Sabía que el contrario no estaba en la posición más cómoda y más sana para su espalda, pero lo veía tan relajado y... delicado, que realmente no deseaba moverlo. Solo lo haría cuando tuviera que bajarlo.
Jiāng Chéng tenía ligeramente abierta su boca, balbuceando cosas que para el Jade no tenían sentido. Solo podía aguantar las ganas de reír cuando este se quejaba por cosas ridículas, como, por ejemplo: robots.
El gran y famoso enemigo de Jiāng Chéng.
Escuchaba los balbuceos de este y los ronroneos de Utena. Lán Huàn dejó descansar su espalda en el respaldo del asiento trasero del vehículo y suspiró. Cerró sus ojos y comenzó a pensar en cosas triviales y tal vez sin sentido.
Pronto tendría que tener una reunión como Lán Xīchén junto a Jiāng Chéng, y realmente... no sabía cómo contarle quién era realmente él. De alguna forma, temía que este se alejara por haberle mentido y no haber sido sincero desde el principio. Pero ¿no es tonto? Él mismo cree saber que Jiāng Chéng no es alguien quien te alejaría por ocultar algo. O sea, ni siquiera es a propósito. Todo el mundo sabe de los famosos Jades de Lán Company, pero nadie los ha visto en persona, ni en fotos o entrevistas. Ambos son desconocidos físicamente para la gente. Ni sus trabajadores los conocen, ya que llegan de los primeros a la compañía y salen de los últimos. Siempre que iban a almorzar, se iban unos minutos antes para no toparse con nadie. ¿Por qué se mantenían tan ocultos? Porque ambos sabían que, si se mostraban, no empezarían a faltar las personas que se acerquen con intenciones malvadas por detrás, hacerlo cuando recién terminaban de asumir la presidencia no era algo óptimo ni seguro para nadie.
—¿No me odiarías, cierto, A-Chéng? —Lán Huàn no entendía el por qué le estaba tomando cariño tan rápido al joven de ojos estelares. Pero en esos momentos, viéndolo dormir aferrado a su pierna, respirando sin agitación y encorvándose en el lugar, le provocaba un ataque de ternura y una agradable sensación brotar en su pecho. Sacó velozmente el celular de su bolsillo y sin pensarlo dos veces, le tomó una foto nuevamente al menor. Las fotos no mostraban la verdadera belleza del modelo, pero sí permitía recordar memorias adoradas e inigualables
No supo cuándo fue que comenzó a acariciar el cabello de este, jugueteando con los rulos sueltos que tenía en los costados y peinando el hermoso flequillo. Su pelo era esponjoso, sedoso y algo largo. Podía hundir su mano entre las hebras y acariciar la piel con suaves movimientos parecidos a una rascaditas; pero mucho más cariñosa y amable. Recuerda haber leído una vez que hace más de cincuenta años, a esto le decían 'piojito' en alguna parte del mundo, incluso cree que aún hay gente que lo hace. Él sería uno si la palabra no resultara tan empalagosa y romántica. Así que solo serán caricias. Unas caricias que al parecer están relajando aún más al menor.
«Amo, estamos por llegar. ¿Desea que traspase mi memoria a un cuerpo robótico y lo ayude a transportar al señor Jiāng Chéng?»
El ayudante robótico habló en lo que sería casi un susurro al oído humano, ya que había configurado el volumen de transmisión para no despertar a su borracho compañero.
—No te preocupes, lo llevaré en brazos —contestó con el mismo tono, sin dejar de acariciar los cabellos negros de la persona que le estaba entumeciendo las piernas—. Pero, por favor, configura un poco la calefacción. Hace un poco de frío y no quiero que mi amigo se enferme.
«¿Preparo la habitación de invitados?»
—Eso si te lo encarg-
El Jade no alcanzó a terminar su frase ya que una patita que conocía perfectamente se había puesto sobre la mano que estaba entre las hebras ajenas.
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Perfectly Imperfect
Science Fiction★ Ocultos entre las calles resplandecientes de Neón, dos Jades trabajan ocultos del mundo empresarial. La coctelería era el hobby del mayor, su pasión oculta y el arte de su vida. Entre copas y copas, el amor asoma gracias a las garras de su peluda...