3// 𝘊𝘭𝘶𝘣

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- ¿Albert? -

- Sora... - Dijo con la amplia sonrisa que tanto lo distinguía. No podía entender o quizás asimilar que él estuviera ahí, tenía demasiadas preguntas y me quedé mirando hacia la nada de nuevo.

- Oye, la chica no tiene permiso de... -

- Ya te dije que viene conmigo, házte a un lado hermano. - Me tomó del brazo y me hizo pasar, tuve que agacharme ya que este muchacho que me tapaba el paso, estiró sus dos brazos hacia los lados, en el momento inmediato que hizo eso supe que no me iba a caer muy bien si volvía a encontrármelo.

Qué estaba mal con él.

Nos fuimos a sentar a un sillón un poco grande, tenía demasiadas preguntas y él lo sabía.
Había un número considerable de personas, un pequeño escenario con buena iluminación, amplificadores, instrumentos, micrófonos, y al parecer una banda iba a tocar, veía a lo lejos unos chicos preparando sus cosas, había una mesa con varios tipos de alcohol, y comida.

- A ver Albert explícame qué haces aquí y porqué nunca me habías contado que estabas aquí. - dije con mi típica sonrisa cínica.

- Tengo una explicación razonable, pero quita esa cara que me pones nervioso. - reí ante ese comentario.
- Okey, llevo en este club desde hace 4 meses... Algo así, jamás te había contado porque nunca salías, sabía que si te invitaba jamás aceptarías salir. -

- Okey, iba a discutir pero eso tiene sentido. - miré un poco a mi alrededor y todos parecían muy calmados por ahora, una vibra muy relajada.
- ¿Conoces a alguien aquí? -

- Claro que sí, el dueño de este gran y hermoso departamento es amigo mío, para estar en este club tienes que pagar para los nuevos cantantes, la renta del departamento y todo lo que tenga que ver con comida, alcohol y las drogas. -

- Drogas. - Inmediatamente recordé la conversación que habíamos tenido antier, él sabía todo.

- Así que tú desde el primer momento que te pregunté sobre este lugar, lo sabías y no me habías contado nada... - dije mirándolo fijamente con una sonrisa cínica.

- A ver Sora, calma tus hormonas ¿Okey? Lo bueno es que estás aquí, te aseguro que vas a conocer gente nueva muy buena. - dijo tomando mis hombros con sus manos.

- Lo que quiero saber es si tendré que pagar para estar aquí. -

- No te preocupes, yo me encargo de eso. - comentó Albert guiñándome un ojo.

- Uf sí, el señor negocios. -

- Déjame sentirme así por un momento. - Los dos reímos hasta que Albert miró al frente y miramos a un chico alto, pelo largo y desaliñado, ojeras notables y un look que me decía que este chico tenía pinta de ser de esos que parecen que todo el tiempo quisieran morir.

Se paró y saludó de puño a este chico y comenzó a hablar con él.

¿Él le venderá drogas?

Albert, qué hijo de puta.

"No comparte"
Pensé.

Perdí mi mirada en la cabellera de Albert, que en cualquier momento me darían ganas de estrujar su cabello esponjoso.

- Oh, lo siento. - Me ayudó a levantarme del sillón, inmediatamente me dí cuenta de que este chico era al igual que Albert, más alto que yo a pesar de que llevara botas con plataforma y sin duda... Era alto.
- Sora, él es Julian Casawhites, procediente de la mismísima y más asombrosa ciudad de Nueva York, Julian, ella es Sora Collins, de Minneapolis.

𝖗𝖔𝖔𝖒 𝖔𝖓 𝖋𝖎𝖗𝖊 // Julian Casablancas [𝘌𝘥𝘪𝘵𝘢𝘯𝘥𝘰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora