conway.—Necesito un nuevo auto.—La pelinegra hablo por primera vez en la mañana, lo que no me sorprendió, ya que estaba viendo una revista de autos de lujo.
—¿Y eso que tiene que ver conmigo?—Tome un sorbo de mi café y seguí mirando los papeles debajo de mis manos.
—Que tu vas a pagarlo.—Aquel comentario me hizo reír, pensando que estaba de broma, pero al mirarla a los ojos me di cuenta de que ella no bromeaba.
—¿Por qué debería?—Pregunté un poco harto de su actitud caprichosa.
—Uhm, no querrás que de una mala reseña de ti y que te quiten tu puesto.—Sonrió con los pegados y con una pizca de maldad en su expresión.
Bufé, y tome mi saco y lo coloque en mi hombro, ese día había decidido usar traje, pero ni me habría imaginado ir a alguna exhibición o algo así.
Ella hizo lo mismo, aunque ella sólo sacudió su falda y se colocó sus gafas de “oro rosa” ya que estos en el cristal se veían rosados.
Bajamos las escaleras de el segundo piso hasta llegar al estacionamiento de comisaría donde había aparcado mi auto.
—Yo conduzco, se donde queda.—Me quitó las llaves de la mano y abrió el coche para adentrarse en la parte de él piloto.
Para este punto ya me había resignado, me decidí por seguir sus órdenes nuevamente.
Me subí a la parte de él copiloto y cerré la puerta, ella encendió el vehículo y salió de el estacionamiento para ir en camino a comprar su amado Mercedes.
En todo el camino sólo se podía ver a Jieun un poco emocionada, seguro imaginándose posando en el capó de un Mercedes para su instagram.
Bajamos en el lugar que se veía lujoso por doquier, la pelinegra cerro el auto y con sus tacones resonando en el mármol de la entrada del establecimiento, entramos.
Habían muchos coches de lujo, ella miraba sorprendida cada uno de ellos, si fuera otra persona y en otras circunstancias había dicho que se me hacía tierna, pero la verdad es que es la misma Lee Jieun y su vanidad la que estaban en frente de mi.
Al final terminó por observar un auto de color negro con brillo rosado, ese la había enloquecido.
—Quiero este.—Con su expresión seria se encargaba de señalarme el costoso auto.
Si quería conservar mi empleo debía dárselo.
El auto costaba unos 250 mil, pero me lo dejaron a ese precio por ser el súper intendente, pero vamos, que no eran tres dólares lo que me quitaban.
—Te lo entregarán el Lunes, muñequita.—Camine directo a la salida, aunque podía sentir la mirada de la pelinegra sobre mi junto con su sonrisa triunfal.
Sus tacones nuevamente resonaban por el lugar casi vacío y al llegar a la entrada del lugar, se habían dejado de escuchar, pensé que se había detenido para pedirme otra cosa.
Me di la vuelta y pude verla allí, con las manos levantadas y un tipo con un pasamontañas apuntándole en la cabeza mientras la tenía arragada con su brazo.
Aproveche que llevaba la pistola y le apunte.
—¡Baja el arma ahora!—Grité desesperado, aquel chico sólo reía con diversión lo que hizo que me enojará y le disparase en el abdomen o eso había intentado antes de que el enmascarado le disparase en la cabeza a la pelinegra.
—¡Conway!—Escuché un grito, me di cuenta de dónde estaba, aún seguía en la entrada de el establecimiento, di media vuelta y la pelinegra seguía allí, mirandome confundida, enojada y viva.
No lo pensé y me abalancé sobre ella, la abrace como nunca he abrazado a nadie.
—¿Que coño?—La escuché por última vez.
Douh, me encanta el drama y el sufrimiento.
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superintendenta! ; jack conway.
Fiksi Penggemardonde jack conway odia con todas sus fuerzas a la nueva "superintendenta".