Cray habia tomado un plato hondo para poner en el unas cuantas fresas picadas con azucar. Palette estaba en la terraza de aquella casa esperando la presencia de su novio, estaban ambos arriba, mas cada uno con sus cosas, el menor con sus bocetos en su cuaderno mientras el mayor jugaba en su celular a su lado.
En cuanto noto la presencia de este en aquella terraza le sonrio con dulzura, recibiendo la misma sonrisa por parte del mas alto, amaban pasar tiempo juntos.
—Traje frutillas, ¿Quieres? — Habló Cray una vez se había sentado al lado del estrellado.
—Las frutillas eran fresas en tu país natal, ¿No?— Cray asintió.
No era secreto que el mayor no había nacido en aquel país, si no que era de otro, pero por temas familiares él y su padre habian vuelto al país donde conocio a Palette.
En ese momento el de ropas coloridas le mostró su plato lleno de frutillas a su novio.
— Woah, que rico.— Respondió de vuelta el contrario.
— Te doy.
Pero Palette se había quedado callado, causando confusión en Cray, quien se volteo a verle para ver que había pasado encontrándose con un pequeño rubor en los pómulos contrarios y con aquellas pupilas de estrellas mirándole directamente. En ese momento entendió la situación.
— ..Que si te doy fresas. ¡Palette, por dios!— El mencionado comenzó a reír con cierto nerviosismo que causo que el contrario también riera con un rubor en sus mejillas.
— ¡Que sepas que es tú culpa! ¡Yo no era asi, Cray!— Río divertido al ver como el mayor ponia una cara de indignado ante su comentario.
—Yyya, seguro. Solo desate tu yo cochino, ¡Oh, si! ¡Palette no pares!— Dijo con un tono seductor deteniendo la risa del mas bajo haciendo que su rubor se extendiera a todo su rostro coloreandole por completo.
— YA BASTA CRAYON.
