4- Castigo

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Me levante cuando sentí, que mi cuerpo era mojado, rápidamente me incorpore y vi como uno de los hombres me mojaba, detrás de este se encontraba Carmen con cara de furia, ¡Joder ahora que!.

-Camina rápido, que tengo que enseñarte algo – Me dijo Carmen con tono serio

Me encamine detrás de ella, íbamos por uno de los pasillos, cuando bajamos a una especie de sótano, dentro de este había otro cuarto con llave, Carmen lo abrió y se adentró junto a mí.

-Pues bien querida – Me pego fuertemente un cachetada – Esto es para que entiendas que no puedes tocar a los clientes y menos rasguñarlos, como lo hiciste con el señor Ortega, si no te hubiera matado él lo haría yo, pero como sé que eres nueva esta te la paso la próxima, no te la vas acabar

Pude ver como entraban dos de los hombres, ahora que me espera, apenas estoy empezando y ya no puedo más con esta situación.

-Rosa, te vas a quedar aquí todo el día hasta mañana como castigo, sin comida, si tienes necesidades, en la esquina ahí un balde – Se dio la vuelta para salir – Denle uno que otro golpe para que comprenda mejor el castigo – Dijo dejándome con los dos hombres.

Se acercaron lentamente a mí para comenzar dándome un fuerte golpe en el estómago, después varias cachetadas hasta puños, me derrumbe en el piso y podía sentir golpes en mis piernas, brazos, luego todo se fue poniendo más borroso.

(...)

Me levante con un poco de dificulta, y me encontraba en el mismo horrible cuarto, pensé que tal vez todo era un sueño o una de esas pesadillas, pero no esta era mi realidad, ya no tengo vuelta atrás, debo ser fuerte como me decía mi mama "hija, tu eres una chica muy fuerte, nada ni nadie te puede derrumbar, lucha por todo lo que sueñas, y cuando te sientas acorralada busca siempre una salida", como me hacía tanta falta, quisiera saber cómo está en estos momentos, o peor aun cuando se entere de mi situación.

Tengo que pensar cómo salir de aquí, pero de una forma que no salga muerta, sé que tengo que sufrir varias cosas para lograrlo pero no me importa, con tal de conseguir mi "libertad".

Escuche como quitaban el seguro de mi puerta, y vi su silueta, quería correr y abrazarlo para que me ayudara a salir de esto, que me diga que todo es una maldita mentira, aunque quisiera debía ser fuerte y no dejarme derrumbar, tal vez para eso siempre estaba el, para verme sufrir.

-Te traje algo de comer, y una crema para los golpes – Dijo Edwin cerrando la puerta y acercándose

-No quiero nada – Dije volteándole la cara para no mirarlo

-Ven come algo te hará bien

-No entiendes, no quiero nada, sabes si quiero algo – Dije mirándolo a los ojos - Quiero que saques tu pistola, la apuntes aquí en mi frente y me dispares sin piedad – Él se quedó mirándome sorprendido

-No digas tonterías, y come – Dijo cogiendo mi mano y acariciándola suavemente- sabes que no puedo hacer nada porque no sería un muerto sino dos, te lo dije la primera vez, cumple con todo lo que te piden y vas a estar bien.

-¿Bien?, crees que esto es bien, yo nunca quise esto, debería estar con mi mama, luchando por cumplir mis sueños, no aquí siendo una maldita puta obediente – Dije con lágrimas en los ojos

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