Claro como el agua y entendible con el ejemplo,
de todos modos queremos ser y pertenecer.
Y mi cabeza sale de si durante unos minutos,
y mi cabeza dice que existe solo el presente,
que la lineas imaginarias del pasado,
que las ideas del futuro son solo ideas de mi yo subjetivo,
por las cosas que vi, fui o hice.
Pero tan claro como el agua,
tan duro como el concreto,
inquieto lo que nos rodea.
Las aves en el cielo y los peces en el agua.
Quien lo entienda se asusta,
quien lo quiera abraza la soledad de los días.
Aunque todo padezca de salir del don humano,
la gracia por la que rayamos, existimos y estan los hermanos.
Una espléndida y magnífica reflexión.
Mi mano, tu mano siente el calor.
Solo remamos, amamos y lloramos.
Habitamos un cuerpo que lentamente muere, se pudre con eso tan extraño que llamamos tiempo.
Me completo con esto, dejo toda mi arrogancia para que del centro de mi ser salga eso que puedo sentir.
Para que la superstición del karma llegue a mi para definir cuestiones que faltan pulir,
deconstruir.
Destruir y derrumbar la predecible hegemonía
para fusionarme con la armonía de la naturaleza,
Silvar y ser el contraste de su melodía.
Morir,
finalmente.
Pero vivir,
hasta el último, inquietante, motivante y misterio día.