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Mi mano, tu mano siente el calor.

Solo remamos, amamos y lloramos.

Habitamos un cuerpo que lentamente muere, se pudre con eso tan extraño que nombramos tiempo.

Me complemento, dejo toda mi arrogancia para que del centro de esto salga eso que puedo sentir.

Para que superstición del karma llegue a mi por definir cuestiones que me faltan pulir,

deconstruir.

Destruir y derrumbar predecibles hegemonías

para fusionarme en armonía de la naturaleza,

Silvar y ser el contraste de su melodía.

Morir,

finalmente.

Pero vivir,

hasta el último, inquietante, motivante y misterioso día.

Más alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora