Para mi el cariño está en sentarse bajo los arboles a simplemente respirar,
en silbarle al silencio y escribirle a la soledad.
Me sorprenden muchas cosas, me aburren otras tantas y puedo decir que disfruto de aquellas que se rodean de cariño, amistad o empatía.
Porque lo siento retroceder cuando son enviadas cartas vacías y el poco vocablo sea una vía alternativa o nos sometamos a inquietantes presiones consecutivas.
La mueca de una sonrisa, el detalle gestual de unas pupilas, la brisa intacta de tantas horas a la orilla de un rio, eso es cariño.
El clavo y el martillo,
el vino y el cigarillo,
complicidad seguida de un guiño,
las noches y los grillos.
Se completan solos los paisajes, porque atrás de esto esta eso a lo que yo le llamo cariño.