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Veía todo con una perspectiva inocente y sentía curiosidad de todo lo que le rodeaba

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Veía todo con una perspectiva inocente y sentía curiosidad de todo lo que le rodeaba. Estaba en la etapa en donde quería saber lo que ocurre a su alrededor. Doyoung desde muy temprano había optado ese don de querer hacer las cosas por si solo sin ayuda. Y al tener un nuevo cuerpo seguía con lo mismo.

Vivía con otro ángulo de vista. Su panorama había cambiado por vivir en una casa rústica a pasar a vivir en una casa de ciudad. Era un gran cambio que le tomara adaptadarse. 

—¡Dong Seung! —escuchó como una voz masculina lo llamaba. Al oír el nombre supo que era a él quien llamaban.

—Ya voy papá.

Dijo levándose de la ventana que había en su habitación. Cuando despertó se quedado observando la vista de los edificios, le asombró mucho. Todo se veía como si fuera una pintura. Bajo rápido las escaleras y se encontró con la figura del hombre que parecía ser su padre en el cuerpo que porta ahora. Lo quedó viendo confundido.

Era de una contextura delgada, tenía piel blanca y a su lado derecho de la cara una cicatriz. Llevaba puesto un delantal, al parecer estaba preparando el desayuno. Trató de darle un sonrisa pero este lo vio con el ceño fruncido.

—No te has alistado para la escuela. Todavía sigues con tus piyamas. —dijo el mayor para después sentir como otros brazos lo cargaban. Ahora veía al peli negro desde alto  con el semblante serio.

—Donggie, bebé. Tienes que hacerle caso a papá Tae y vestirte más temprano o sino te va dejar sin postre en la cena.

La otra voz era masculina, pudo ver su cara y resultó acertar. Este tenía rasgos más finos, tenía cara de no ser de aquí. Tenía pelo castaño como rojizo. Le enseño su sonrisa cuadrada después de finalizar y le revolvió el cabello para así bajarlo al suelo. Indicándole que fuera hacer lo antes dicho.

Asintió y se movió de nuevo a su habitación. Los mayores se quedaron platicando mientras el buscaba entre el gran ropero su uniforme. Al  encontrarlo, lo tomó y empezó a colocárselo. Se estaba preguntando porqué no se había bañado antes pero el clima amaneció frío hoy.

Ya listo se miro en el reflejo del ventanal. Agarró una chaqueta celeste y salió dando brinquitos junto su mochila que tenía unos conejitos en ella. Vio al hombre extranjero igualmente listo con un traje negro. Estaba en el espejo mirándose y componiéndose la corbata. Se vía elegante.

—Papá, ¿ya nos vamos? —le pregunté al verlo acabar. Este asintió y agarró sus cosas, junto las llaves del auto.

Se despidió de su otro padre con un beso en los labios. Se le hizo extraño ver a dos hombres como sus padres. Pero debía de acostumbrarme a sus afectos, de todas maneras no es algo malo. Y ellos dos junto se ven lindos.

El también tenía que despedirse, así que fue directo al alto peli negro para extenderle sus manos. Ya que él quería darle un abrazo. Este lo notó y lo recibió. Sintió el olor a lavanda que desprendía la ropa. Se aferró a su cuello, no quería despegársele. Taeyong le dio un beso en su cabellera para después bajarlo. Siguió despidiéndose con su manita hasta salir de la casa.

A Mystic Case; kdyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora