Capitulo 29: Después.

119 28 46
                                    

Pat Silver la recogió a la mañana siguiente y volvieron juntos al distrito 6. Ronald se había ido al trabajo por lo que estuvo libre de cualquier encuentro con el adulto.

Neil y Holly habían regresado en la noche, el mayor de la familia tenía el rostro golpeado por los guardaespaldas del político y consiguió salir de comisaría gracias a Bale Sykes, quien fue informado del abuso por Holly. Trató de poner una denuncia, sin embargo, por mucho poder que tenía el estratega, el violador era más importante para el gobierno.

El aspecto de la chica era claramente una prueba del delito, aún así, no fue suficiente para culparlo como el autor de la violación.

Las semanas que siguieron estuvieron llenas de bombardeos y rumores, el alcalde se había encargado de expandirlos para limpiar su lujosa imagen. Acusó a Megan de prostituirse y desnudarse con la intención de seducirlo. Todos estaban en contra de ella.

Nadie creyó la versión desesperada de la estudiante.

Pat sentía vergüenza, la de ojos verdes lo notó durante muchos días, hablaba más frío que nunca y varias veces le preguntó si aquella mentira era cierta. Ella se lo negaba aturdida, sin asimilar que no creyera en su palabra.

Lloró durante muchas noches oscuras y Hann volvió a aparecer en sus pesadillas, su cuerpo muerto siempre aparecía debajo de la cama.

Estaba deprimida, no comía y dejó de ir a la escuela por la culpa de la prensa, contratada por los secuaces del político, siempre la esperaban en la entrada, intentando que soltase alguna declaración.

No sólo trataron de acosarla ahí, el jardín de su casa estaba repleto de coches negros donde los periodistas se encontraban para increparla a preguntas.

Ronald estuvo atento desde su solitario departamento, encendía la televisión y observaba la figura delgada de Megan ser rodeada por micrófonos y cámaras. Aguantaba el dolor de sus músculos cuando se fijaba en las ojeras y el agobio de su rostro. Su voz siempre sonaba rota.

–Dejadme en paz, por favor...–Suplicó un día tapándose el rostro.–Ya no aguanto más.

Aunque no fue hasta que el alcalde visitó el porche de Megan, que el joven soldado perdió los estribos.

Era una gran exclusiva.

Ronald estaba desayunando junto a su padre en una cafetería de la ciudad. En la televisión, apareció como el asqueroso violador aparcaba la limusina delante de la pequeña casa, ella estaba leyendo en el jardín y al verlo intentó entrar con rapidez en el hogar. Pat salió como una fiera, gritando sobre los flashes.

La familia se quedó petrificada, el acoso comenzaba a romper a la joven, estaba más flaca de lo normal y su rostro parecía muy pálido.

Fue rodeada por varias mujeres que pusieron los micrófonos alrededor de su cuello. Su violador le extendió una mano como ofrenda de paz y la rabia se disparó en Megan. Se lanzó contra él, golpeándolo.

–¡Lo veis!– El alcalde alzó la voz empujándola contra varios periodistas, estupefactos por la reacción.–Está loca.

En los ojos del delincuente había cierta satisfacción que engulló la poca esperanza de felicidad de su víctima.

Fue tomada por su padre, apartó a varias personas, y la introdujo en casa entre insultos y sollozos llenos de horror.

Se marcharon después de varias horas tocando al timbre del hogar. Megan se ocultó entre las sábanas de su cama sufriendo un ataque de pánico, no la dejaban tranquila.

Esa misma tarde, el menor de los Newman emprendió el viaje hasta el distrito 6. Ya no soportaba verla lidiar con todo sola, estaría con ella aunque Pat no se lo permitiera.

Hasta que llegue la paz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora