Luz En Las Tinieblas (Xicheng)

10. Cita (2/2)

— IUJUUUU

— ¡WUAAAHHKSNZMSMZLS!

Y así los gritos de Jiang Cheng resonaron por todo el parque de diversiones. Primero estando en la cima de la montaña rusa, luego en el barco pirata, el autor volador espacio, los carritos chocones y muchos más.

A este paso, Lan Xichen se quedaría con los bolsillos vacíos. Pero a él no le importaría mucho, el verle sonreír era más que suficiente. Es más si Jiang Cheng le pidiera un yate o una colección entera de las figuras de Luo Binghe, se lo daría sin pensarlo.

Horas después Lan Xichen agitaba su mano tratando de darle fresco al pobre Jiang Cheng, quién tenía su rostro algo pálido y veía todo doble.

— Quiero vomitar... — Confesó apoyándose de una barandilla.

Lan Xichen lo miró divertido.

— ¿Por qué sabiendo que te pondrías así, seguiste subiendote a todos los juegos posibles? — Preguntó burlón con una sonrisa.

Definitivamente Jiang Cheng era un niño pequeño.

O un masoquista.

— Aún así, me divertí mucho.— Confesó recobrando la compostura de a poco.

El corazón de Lan Xichen latió con fuerza. Nunca antes había visto a Jiang Cheng tan relajado. Es como si hubiese traspasado aquellas murallas y lograra ver quién es en realidad.

Además aún no se recuperaba de aquél beso en la mejilla. Aunque estaba consciente de que lo hizo con propósitos de hacer un escándalo, simplemente no podía jugar así con su débil corazón.

De lo contrario, Jiang Cheng tendría que abstenerse a las consecuencias de su lujuria.

Lan Xichen estaba tan emergido en sus pensamientos que no notó el hecho de que Jiang Cheng le había dejado atrás. Aunque las personas chismosas murmuraban cosas desagradables la expresión del joven Cheng era suave, realmente no le importaba.

Pues esta vez no estaba solo.

Al verlo caminar frente a él sintió una sensación de nostalgia. No pudo evitar sonreír, realmente le admiraba bastante. Lo amaba demasiado.

Sin más, recordó la primera vez en que se vieron:

En una noche de primavera un pequeño Jiang WanYin lloraba desconsoladamente al encontrarse totalmente sólo en un callejón oscuro. Si hubiese escuchado a sus hermanos, no hubiese terminado en problemas.

Pero simplemente no se pudo resistir al ver aquél perrito corriendo de un lado a otro en busca de su dueño. Estaba perdido. Sin pensarlo dos veces Jiang Cheng salió corriendo detrás de él. Quería ayudarlo.

Por más que le buscó no lo encontró. De repente estaba en medio de una multitud, sintió cómo varios adultos le miraban intensamente, recorrían con una extraña mirada todo su cuerpo, el niño sintió mucho miedo y cayó en la cuenta de que se había perdido. Estaba solo.

—¿No es ese el hijo de los FengMian?

— ¿Qué hace aquí solo?

Un hombre de mediana edad se volteó a mirarlo. El cuerpo de Jiang Cheng se congeló por completo al ver aquella mirada tan horrenda.

—Oye niño, ¿Quieres un dulce?

Antes de que pudiera responder salió corriendo velozmente hasta llegar a un callejón sin salida. Si no fuera por el titilar de un poste de luz, todo estuviera oscuro. Apoyó su espalda en uno de los muros y se sentó. Luego escondió su rostro entre sus rodillas tratando de no pensar en cosas negativas.